Amor Y Occidente Denis De RougemontEl texto de Denis de Rougemont: “El amor y Occidente” nos deja recorrer una serie de rasgos que han definido la historia del amor, aun situar a Occidente como una concepción del amor. Este autor insiste en recorrer la trama que ata los mitos y leyendas de Oriente en Occidente.Hay 2 referencias en la obra de Lacan, una en el Seminario “La Moral del Psicoanálisis y otra en “Encore”. Tengamos presente que es un ensayista. sociólogo, europeísta y también historiador. Este escritor suizo hace su análisis situando que... “en todos y cada uno de los tiempos Eros introduce en la vida algo absolutamente extraño a los ritmos del atrayente sexual, se trata de un deSeo que no degenera, que nada puede satisfacer, que rechaza aun y escapa de la tentación de llenarse en nuestro mundo”. Este sitio reservado al deSeo se acompaña siempre y en todo momento de un mito sobre el amor, la pasión y la muerte. Este mito del amor se ha nutrido durante la historia de diferentes ropajes que articulan los diferentes espectros que acompañan nuestros ideales analíticos: El amor es una enfermedad (Meandro), de esta forma helenos y romanos gloriaron la pasión, Platón en “Fedro” y en “El banquete” nos muestran al amor como una aspiración extraña totalmente, un atrayente que actúa desde afuera, un rapto, un rapto indefinido de la razón. Se va a llamar entusiasmo, que significa endiosamiento, desvarío divino.El Eros es el DeSeo total, es la aspiración lumínica... El Cristianismo aportó la comunión, el amor al prójimo, el ideal del matrimonio feliz y una pasión exaltada.El Siglo XII introduce el amor cortés, bajo la manera de la ensaltación del amor desgraciado, una hermosa que siempre y en toda circunstancia afirma no, dando como efecto un amor perpetuamente insatisfecho. Este amor desgraciado era correlativo de una pasión inconfesable. Para cautivar mejor Lucifer mostró una mujer de belleza reluciente, el papel de la Mujer, cebo del Demonio, era el de la perdición de las ánimas.El amor cortés aparece como una idealización de amor carnal. Entre el Siglo XI, prolongándose en el Siglo XII, inclusive en Alemania, hasta el comienzo del Siglo XIII brota esta erótica llamada del amor cortés y de sus versistas, cantores, calificados de trovadores en el Mediodía, de troveros en Francia del norte, de Minnesanger en el área germánica: Inglaterra y ciertos dominios españoles solo fueron alcanzados secundariamente. Jacques Lacan apunta que estos juegos, ligados a un oficio poético muy preciso, brotan en esa temporada, para eclipsarse entonces hasta tal punto que la posteridad preservó un recuerdo aproximadamente turbio del mismo.Jacques Lacan se preguntará: El amor cortés, ¿qué es?Es una forma muy refinada de reemplazar la ausencia de relación íntima, fingiendo que somos los que la obstruimos.El amor cortés es para el hombre, cuya dama era por entero, en el sentido más servicial, su súbdita, la única forma de resultar airoso de la ausencia de relación íntima.Harán entonces su irrupción Don Juan y Sade: Es la mujer la que sueña con Don Juan “estoy menos seguro de su realidad que del sueño que las crea” (Denis de Rougemont). De este modo en vez de darle las satisfacciones del amor sensual y de fijarlas en la voluptuosidad, el amor la va a llenar de inquietud, la conduce de ensayo en ensayo, de tentativa en tentativa, agitando ante ella, conforme da un nuevo paso cara la vergüenza, la tentación de las corrupciones espirituales, un ideal de patraña, el capricho inapreciable de los sueños del libertinaje.La picardía va a dejar su sitio a una afectación de sencillez voluptuosa. Don Juan es la infidelidad perpetua, mas asimismo la perpetua busca de una mujer única, nunca encontrada debido al fallo infatigable del deSeo.Es la segrega debilidad del que no puede tener, en una carrera perdida que hace surgir su sofocación, siempre’ amado, no puede devolverle amor.La táctica del Don Juan es violatoria, conseguida la victoria abandona el campo, sale huyendo. La regla del amor cortés hacía de la violación el crimen de los crímenes. Mas Don Juan ama el crimen en sí y con esto se hace tributario de la ética de la que abusa. Tiene gran necesidad de que exista esta ética, para hallar placer en violarla.La aventura ruin llega en estas figuras a su mejor expresión: padece la sensualidad y quiere el ideal cortés. Con “Les Crimes de l’amour” Sade habla de su admiración por la poesía de Petrarca. Petrarca ignora la existencia del deSeo. Sade que es un hombre del Siglo XVIII conoce demasiado bien su monótona tiranía y lleva las invenciones “voluptuosas” a la multiplicación sin fin para mostrarnos que allá donde va a estar el placer allá va a estar el sufrimiento y el sufrimiento es señal de rescate. Purificación por el mal: pequemos hasta destruir los últimos encantos del pecado.¡En vez de desatender el objeto destruyámoslo con torturas de las que vamos a sacar todavía algún placer, que es parte de nuestra ascesis.Sólo el homicidio puede restituir la libertad, mas el homicidio de lo que se ama, ya que eso es lo que nos encadena. Solo matamos bien lo que amamos... el crimen de amor impuro salvará la pureza, de este modo aparece esta glorificación del sexo como una incesante y racional profanación de la ética profanada del Siglo XVIII.La continuación de este trabajo se halla en el libro: El Misterio de la Feminidad con los temas trabajados en el seminario Encore que articulará el cuerpo como substancia gozante y la causa del deSeo.