Alex Hoffmann, físico del CERN de Ginebra, en un instante de inconvenientes personales, recibe la propuesta de Hugo Quarry un ambicioso corredor de bolsa de crear un sistema informático capaz de pronosticar los movimientos del mercado financiero. De esta forma, los dos fundan una compañía dedicada a sacar desempeño en los mercados de este software. Todo está marchando perfectamente, haciendo que tanto como sus exclusivos clientes del servicio se transformen en millonarios, hasta el momento en que los inconvenientes de personalidad de Alex hacen que se deba enfrentar con sus demonios interiores en forma de inconvenientes como el ataque que se genera en su domicilio y la suplantación que se le hace de sus datos personales. El día después va a ser crítico a fin de que no se derrumbe el planeta financiero y a fin de que Alex solvente los inconvenientes que la ansía ha generado. Valiente. Sorprendente. Reveladora. La última novela de Robert Harris (Patria, Misterio, Pompeya, El poder en la sombra) rehúye todo encasillamiento thriller financiero, de especulación científica, de demanda para zambullirnos en una historia tan alucinante como real. Estremecedoramente real. "En esta novela se describe a la perfección el planeta de las finanzas. Y el de los súpermillonarios. Mas además de esto merece la pena leerla pues muchas de las cosas que hace el programa artificial que ha imaginado Robert Harris, son el día de hoy una realidad", The New York Times. "El índice del temor muestra la absoluta falta de moralidad de aquellos que manipulan los mercados", Evening Estándar. "La trama nos trae a la memoria a Michael Crichton y también Ian Fleming, a Stanley Kubrick y Alfred Hitchcock, mas acá de lo que se habla es real. Muchos de los lectores del Financial Timesdisfrutarán con "El índice del temor", mas sospecho que se estremecerán al reconocer tantas cosas", Financial Times. "El índice del temor es un thriller, entretenimiento y del bueno, mas además de esto, como guía a lo que es el planeta de los fondos de inversión, resulta sorprendentemente claro y también instructivo", The Economist