El Rey Lear William Shakespeare

1.-Da clic en “agregar al carrito”.
2.-Llena tus datos de nombre y correo electrónico.
3.-Da click en Paypal (para pagar con tarjeta de crédito o débito) o Mercadopago (para pagar con transferencia o efectivo mediante bancos, oxxo, 7eleven, circle K, etc.), espera unos segundos, serás redireccionado.
4.-Selecciona tu forma de pago o ingresa tus datos de pago.
5.-Disfruta de tu libro que será enviado a tu correo electrónico, no olvides revisar la bandeja de entrada, correo no deseado o spam.
6.-Para cualquier duda o problema contáctanos mediante mensaje de whatsapp +52 2217892728, email [email protected], o chat en línea, te atenderemos con gusto.

El Rey Lear William ShakespeareEl anciano Lear decide renunciar y legar el trono a sus hijas. Mas, dudando a cuál de ellas hacerlo, opta por someterlas a prueba. A las 2 más cariñosas, Regan y Goneril, les cede parte del Reino, mas a Cordelia, la que de veras lo quiere si bien sea más arisca, la deshereda, pensando que no lo ama. Con el tiempo se probará que la realidad era exactamente del revés y la única que continúa a la vera de su padre es Cordelia, mientras que sus hermanas se disputan el trono. Todo ello desencadena hechos trágicos en los que ejercitan un esencial papel el conde de Glocester y sus hijos, cuyas circunstancias se configuran como una acción secundaria de la primordial. Drama viejo como el planeta. Mas la equivocación en un enorme hombre tiene consecuencias grandes, y Lear va a ver pronto de qué manera su resolución de retiro del planeta es acatada por sus hijas Goneril y Regan con un furor que reta sus mayores esperanzas. Desposeído, ridiculizado, vilipendiado y atormentado por su injusticia cara Cordelia y el Conde de Kent (enternecedor este personaje con su lealtad por encima de todas las cosas, aun tras caer en desgracia), Lear termina por perder la razón. Como en Julio César la ausencia del líder era el nudo central de la trama, acá la insensatez de Lear, es otra forma de muerte, se instala prácticamente desde el comienzo, y sus efectos se hacen apreciar en seguida, exponencialmente, como en un cataclismo. Cunde el caos, los partidismos, las traiciones. Un drama estremecedor —palabra un tanto gastada, mas acá más justa que nunca— sobre la condición humana, las miserias de la vetustez y los finos límites que bordean la locura; un límite con frecuencia decidido de forma arbitrariamente interesada. Asimismo es de las pocas obras de Shakespeare con una tremenda explícita escena de tortura, que destaca todavía más su filiación directa, descarnada, brutal, con lo más profundo de la desgracia griega. Shakespeare jamás repite sus encantos, mas esta obra es de esas que tienen un brillo singular, un sitio además de obscuro talismán de muerte. Igual que Macbeth es única, igual que Hamlet es única, igual que El comerciante de Venecia es única… Realmente Shakespeare es siempre y en todo momento único