Fe y obras Elena G. De White Con el sostenido interés en las grandes verdades vitales de la justificación por la fe y la santificación, puede ser apropiado prestar atención auxiliar a la manera como la mensajera del Señor las expuso durante los años. A fin de ofrecer este panorama de sus enseñanzas, los Fideicomisarios del Patrimonio White han reunido acá dieciocho lecturas, que empiezan en mil ochocientos ochenta y uno y se extienden hasta mil novecientos dos, preparadas meramente en orden temporal. Sus sermones y artículos consistentemente delinean las verdades básicas de la salvación como se elaboran en la Ley y el Evangelio los publicados en la Review and Herald para la Iglesia, y los de Signs ofthe Times apropiados, al tiempo, para el planeta. Como introducción a los diferentes artículos elegidos, se incluye una declaración definitiva archivada como Manuscrito treinta y seis, que fue escrita en el crítico periodo que prosiguió a las sesiones de la Asociación General festejadas en mil ochocientos ochenta y ocho, cuando, como lo describió en otra parte, el pueblo adventista estaba en “gran riesgo de adoptar situaciones falsas” sobre “fe y obras”. —Manuscrito veintitres, mil ochocientos noventa y uno. En un manuscrito sin título de mil ochocientos noventa, estableció en tér¬minos indudables los pilares para la clarificación de los temas en consideración. Aunque Elena de White con cierta frecuencia recorre exactamente los mismos sende¬ros al tratar en diferentes instantes estas verdades vitales, se obtie¬nen valiosas ideas leyendo sus sermones, artículos y manuscritos en su orden natural. Cada uno de ellos forma una presentación equilibrada de la materia, mas de manera frecuente con un énfasis propio. Muchas de las lecturas aparecen completas, al paso que otras, por razones de espacio, fueron acortadas para incluir solo la parte en general, la mayoría relacionada con la fe y las obras. Los subtítulos, y en una cantidad de casos los títulos de episodios, han sido añadidos por los compiladores. Estos no han intentado ser pormenorizados. Los libros de la Sra. White y muchos de sus sermones y artículos versan sobre estas verdades vitales. Cualquiera que examine estas lecturas entenderá meridianamente la relevancia que este tema tiene para cada cristiano. Asimismo observará la situación congruente de quien fue singularmente guiada por el Señor para anunciar las verdades expuestas en los artículos que se publican ahora. El plan para la salvación de la humanidad perdida se fundamenta en la aceptación por la parte del hombre, únicamente por fe, de la muerte sus titutiva de Cristo. Esta lección fue enseñada al lado del portal del Edén, cuando Adán y sus descendientes mataron el cordero del sacrificio. Fue enseñada en el desierto, cuando Moisés levantó la víbora de bronce y la gente con el veneno de las ponzoñosas víboras en sus venas fue sanada al mirar con fe el símbolo salvador. Fue enseñada a través de el sistema de sacrificios dado a Israel. Fue enseñada por profetas y apóstoles. Una y otra vez se nos enseña que la salvación es por gracia a través de la fe, y al tiempo se nos lleva a com¬prender que: La auténtica fe, mientras que confía totalmente en Cristo para la salvación, va a conducir a una perfecta conformidad con la ley de Dios. La fe se manifiesta por las obras (Review and Herald, cinco de octubre de mil ochocientos ochenta y seis). Este mensaje equilibrado se observará en los materiales que contiene este libro, escogidos en cierta manera al azar. Durante las edades, y empezando con Caín, el enorme adver¬sario se ha opuesto a la benevolente provisión de Dios induciendo a los habitantes de la tierra a admitir la proposición de que el hombre, que se transformó en pecador por la violación de la ley de Dios, debe hacer méritos y ganar la salvación por sus actos, así sea mortificando su cuerpo, sacrificando sus hijos a algún dios creado con sus manos, peregrinando a lugares tenidos por sagrados, cumpliendo penitencias, depositando dinero en las arcas de la igle¬sia, o bien sencillamente por sí solo a través de sus diligentes sacrificios en intenta de vivir una vida buena y virtuosa. La fácil experiencia de admitir la salvación por fe a muchos les semeja demasiado simple, y también innumerables personas que pretenden ser seguidoras de Cristo virtualmente toman la situación de que la salvación es en una parte por fe en la muerte de Cristo en el Martirio y en una parte por el ahínco humano. Cuando los primeros adventistas del séptimo día comprendieron las demandas de la inalterable ley de Dios, brotaron amenazadoras tendencias legalistas, y por un tiempo generaron indeseables frutos en la experiencia de muchos. Mas el conocimiento de la ley de Dios lleva a desamparar el pecado y a vivir una vida pía y santificada. Este es el contexto de estas lecturas sobre fe y obras lecturas sobre la Ley y el Evangelio. Prácticamente a la mitad de las 2 décadas representadas en este libro, se festejó en Minneapolis, Minnesota, el Congreso de mil ochocientos ochenta y ocho de la Asociación General, antecedido por una reunión ministerial. En estas asambleas se pusieron de relieve las verdades básicas de la justificación por la fe. Elena de White las describió como un aviva engaño de verdades que en buena medida se habían perdido de vista. En el congreso no disertó sobre el tema. La carga de sus discur¬sos fue que los asistentes debían sostener sus corazones abiertos para percibir luz de la Palabra de Dios como era presentada por los pastores Y también. J. Waggoner y A. T. Jones. La acogida que tuvo este nuevo énfasis fue variada. Ciertos oyentes lo admitieron go¬zosa y de manera plena, y otros tomaron una situación neutral. Ciertos lo rechazaron. Los registros muestran meridianamente que muchos salieron de ese congreso llevando consigo una experiencia nueva y gloriosa en Cristo Jesús. A través de sermones predicados en las iglesias tras ese congreso, incluyendo muchos de Elena de White, y a través de artículos de su pluma, los adventistas normalmente fueron guiados a una más clara entendimiento y aceptación de la justificación por la fe. Muchos que al comienzo rechazaron el término presentado en Minneapolis, fueron llevados a admitirlo. Las verdades básicas que supone la doctrina de la justificación por la fe son tan fáciles que no se precisa un libro pormenorizado de Y también. G. de White para exponerlas. El tema tiñe muchos de sus libros, con ilustraciones elegidas que brotan aquí y allí. Ella publicó en mil ochocientos noventa y tres un folleto titulado Justificados por fe. Aparece en la sección de cincuentade Mensajes distinguidos, tomo 1, que lleva por título “Cristo, nuestra justicia”. Aconsejamos la lectura de la sección entera. La experiencia de vivir al abrigo de la aceptación de la justicia de Cristo puede gozarse el día de hoy y perderse mañana por negligencia o bien presunción. Es una experiencia personal de simple aceptación y confianza, y puede ser un tanto débil. Puede hacerse turbia por disputas sobre menudos puntos teológicos. Elena de White observó: Muchos cometen el fallo de intentar acotar minuciosa¬mente los detalles que distinguen a la justificación de la santificación. En las definiciones de estos 2 términos habitualmente introducen sus pro¬pias ideas y especulaciones. ¿Por qué razón intentar ser más meticulosos que la Inspiración en la cuestión vital de la justificación por la fe? ¿Por qué razón intentar solucionar cada detalle, tal y como si la salvación del ánima dependiese de que todos comprendiesen esta materia precisamente de igual forma? No todos pueden tener exactamente el mismo punto de vista. —Manuscrito veintiuno, 1891; asimismo en el S.D.A. Bible Commentary 6:1072. Que los diferentes enfoques de las verdades acá presentadas por la mensajera del Señor sostengan el tema vital de la justificación por la fe claramente, equilibrada y fácil, es el deseo de los editores y los Fideicomisarios del Patrimonio White Washington, D. de C., siete de diciembre de mil novecientos setenta y ocho