La Historia De Genji Murasaki Shikibu

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La Historia De Genji Murasaki ShikibuHay que tener mucha paciencia para acabar de forma exitosa la lectura de esta novela, que en su segunda parte –Los relatos de Uji no deja de ser La historia de Genji por el hecho de que se prosiga en las contrariedades galantes de sus sucesores espirituales Kaoru y Niou, sino recogen el testigo de la elevada categoría de Genji y se extienden en su sombra, compitiendo en diferentes aventuras galantes.Paciencia, pues los personajes se nombran siempre y en todo momento por sus títulos, que además de esto cambian en el tiempo; por el hecho de que los episodios se solapan, rompiendo el orden natural del relato, que es lento y extenuante; y por el hecho de que las acciones son apenas el esqueleto de una obsesión cariñosa sobre la que Murasaki Shikibu trabaja hasta el agotamiento, asimilando cada movimiento de los personajes a los ciclos de la naturaleza y los rituales cortesanos.Y tal vez sea por retratar a una clase aristocrática y exclusiva, por la insistencia de la autora en recobrar por la memoria ese planeta idealizado, es posible que asimismo por la extensión del relato y naturalmente por la presencia incesante de la obsesión y los celos, y su tendencia a la introspección, con lo que se ha equiparado con cierta frecuencia Genji Monogatari con otra busca, con otro temps perdu.El lector común, ese common reader virginiano, se sorprende al conocer que Jorge Luis Borges consideró La historia de Genji más compleja que la de don Quijote, o bien que Marguerite Yourcenar aseverase que nada se había escrito mejor en ninguna literatura. Ignorante por completo del canon poético nipón, distanciado de la profundidad de su pensamiento filosófico, y también inútil de estimar en sus detalles la armonía que mantiene la vida social de la corte Heian, ese lector común sí que coincide, no obstante, con Octavio Paz y otros autores en que Shikibu se puede equiparar a los grandes tradicionales occidentales, como Cervantes o bien Balzac.La historia de Genji se considera como la pieza maestra de la literatura dinástica japonesa; fija a través de insertos y referencias el canon tradicional de la poesía vieja, y su impacto en la pintura es notable y prolongado en el tiempo. El tono de la narración es contenido, todo se efectúa precisamente, nada es feo, los matices de los colores son abundantes y los aromas excesivos.La atmosfera de la obra es leal al ideal de poesía como la manera artística superior, el modo perfecto más perfecto de la comunicación humana, recoge la idea el traductor de la edición de Atalanta, Jordi Fibla, que trabaja sobre la versión en inglés de Royall Tyler y otras en la lengua original asistido por su mujer, japonesa; agrega un glosario general, otro –destacado de vestimenta y colores, un tercero de cargos y títulos, como las fuentes poéticas. Diferentes planos de La Urbe, el palacio y una casa ideal son de mucha ayuda en la representación física de los espacios, principal para interpretar el texto.Murasaki Shikibu, a quien se atribuye con fundamento la autoría de La historia de Genji, (que de ahí que se conoce asimismo como Murasaki no Monogatari, El cuento de Murasaki) formaba una parte de la corte de la emperatriz Akiko; nació en el año novecientos setenta y tres, en esa temporada la zona de Kanto, donde se asienta Tokyo, se conocía como El Este, era una zona recóndita y también iletrada