La investigación artística en las enseñanzas superiores de música – Jorge Luis Moltó Doncel De forma frecuente me cuestiono, con reiterada curiosidad, de qué manera se va a explicar — en unas décadas o bien de un siglo — el esencial desarrollo que la investigación musical ha experimentado, entre nosotros, entre estos 2 últimos siglos, de la mano de los propios profesionales. Algo que ya antes obviamente no ocurría ni tampoco se procuraba. Justo pues nos hemos visto envueltos en ese juego histórico de sucesos cruzados, de nuevas normativas y de espléndidas contestaciones académicas, nos dejamos, de forma satisfactoria, la formulación de semejante cuestión, que pon a la reciente investigación musical de España en el eje central de la escenografía pedagógica y enseñante de los respectivos estudios superiores. siempre y en todo momento — eso sí — con las pertinentes tesis, puestas de forma simbólica en el fondo del paisaje. Me marcho a permitir, además de esto, en esta línea de cuestiones, una constatación histórica, de forma directa vivida por mí, de forma dura y triste, como maestro de Estética y Teoría de las Artes, que a lo largo de cuarenta y tres años he ejercido en diferentes universidades. Se trata de la votación llevada a cabo, en Junta de Gobierno, muy en los comienzos de la década de los ochenta, cuando se estudiaba la inserción de la música entre los estudios universitarios, en la mitad de un movimiento reivindicativo, que sí que fue aprovechado, perspicazmente, por las especialidades de Hermosas Artes para normalizar su carácter universitario, desde ese momento. Por mi parte, reemplazaba al decano de la Capacitad de Filosofía, en la citada sesión de la Junta de Gobierno de la Universidad de Valencia Estudio General, y en el orden del día figuraba el indicado tema. Como responsable, entonces, del recién creado Departamento de Estética y habiendo tenido, en mis estudios de licenciatura, en calidad de maestro, de dicha materia, al doctor Francisco León Tello, conocido especialista en música y filosofía, me parecía sumamente oportuna la posibilidad — que entonces se estudiaba — de que los Conservatorios Superiores de Música deviniesen Facultades y se anotaran, con pleno derecho, en el marco de las respectivas universidades