Los Hijos De Matusalen Robert A. Heinlein

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Los Hijos De Matusalen Robert A. HeinleinResulta evidente la identificación de Heinlein con Lazarus. No es algo nuevo. En prácticamente todas sus novelas nos hallamos con un alter ego, encargado de trasmitir las enseñanzas políticas y filosóficas del autor. En “Las cien vidas de Lazarus Long”, no obstante, va un paso más allí, convirtiéndose en una idealización fatua de sí (llega al punto de poner al almirante de la astronave, escogido lógicamente a dedo, el nombre del capitán del último barco donde sirvió), un héroe que traiciona exactamente los mismos principios que asevera proteger sin el mínimo rubor.El cinismo llega al punto de enseñar rutas sociedades utópicas (alienígenas y pastoriles), a las que termina encontrando (imaginando si lo consideramos desde la perspectiva dell autor) quejas que “demuestran” inequivocamente que Lazarus lleva razón y todos los otros son unos borregos. En la segunda, particularmente, el pecado consiste nada más y nada menos que en la renuncia a la sacrosanta personalidad (en forma de entidades grupales), mostrada con las peores connotaciones imaginables (conduce a la haraganería, la pérdida de objetivos y, en definitiva, a la deshumanización). Como anécdota, acá sí se da la opción de seleccionar, teniendo sitio una votación que, realmente, solo acarrea soltar lastre y reabsorber a los pocos disidentes “salvables”.Heinlein es un enorme narrador. Así, no extraña que su mensaje cuele, en especial cuando es tan próximo a las fantasías que cualquiera de nosotros puede llegar a cobijar. No por este motivo, no obstante, resulta menos éticamente reprochable (si quizá más, por presentarlo bajo ropajes respetables). En toda la novela apenas doce de personajes toma resoluciones por todos los otros, y absolutamente nadie las toma por Lazarus, que cuenta él con su chulería y su desintegrador para asegurarse que su derecho divino (más bien de primogenitura, puesto que es el más viejo, si bien no aparente otra edad que la que el propio Heinlein tenía por entonces) a la libertad se respeta.Vale, no hay inconveniente, existe gente de este modo (no tan capaz, desde entonces, mas sí igualmente creídas), mas ¿y las consecuencias? El que sean todas y cada una positivas es el dato terminante para descubrir la manipulación. Honestamente, me sorprende leer por la red lo fantástico que es el personaje. ¡Atención, no es un “entrañable bribón”, es un hijo puta de tomo y espinazo! Tal vez molase mucho ser , ¿mas encontrarse con él? No hay nada como no albergar dudas, mas esto solo es posible desde la absoluta ceguera ética, el fanatismo y la soberbia intelectual más cerril.No sé si las implicaciones morales de la historia han influido en mi consideración general de la novela, de tal modo que no he querido exponerla hasta haber ofrecido tanto la sinopsis como la crítica. Lo voy a hacer ahora, con todas y cada una de las cartas encima de la mesa