Estruendos en los ámbitos de la música y el ocio Código de conducta con orientaciones prácticas para el cumplimiento del real decreto 286/2006 en los ámbitos de la música y el ocio Cualquier sonido intenso puede dañar el oído si dura lo bastante. El sonido producido por un martillo neumático trabajando en la calzada (ciento dos dB(A)) es muy molesto, en cambio, al mismo nivel, la música puede percibirse como algo agradable. Es frecuente que existan elevados niveles sonoros en bares musicales, discos, clubes nocturnos, teatros, estudios de grabación y orquestas. Por esta razón, el campo de la música y el ocio es considerado un caso singular, por el hecho de que los altos niveles de estruendos y los efectos singulares generados, de forma frecuente ruidosísimos, se consideran acontencimientos inherentes a los espectáculos y, por lo tanto, al trabajo. La mayor parte de los instrumentos supera los cien dB(A) cuando se toca “forte” y, casi todos, alcanzan ochenta dB(A), aun cuando la manera de tocar es “piano”. Desde determinado punto de vista físico, en lo referente al oído, los dos géneros de sonido pueden ser del mismo modo perjudiciales, con independencia de su origen. Los daños auditivos ocasionan sordera y no se pueden arreglar, son permanentes y también irreversibles. Los intérpretes y el resto de trabajadores de los campos de la música y el ocio pueden padecer daños auditivos, de la misma manera que los trabajadores del ámbito del metal, de la industria textil o bien de la construcción. No obstante, al tiempo que el resto de empresas deben cumplir el R. D. 286/2006, sobre la protección de la salud y la seguridad de los trabajadores contra los peligros relacionados con la exposición al estruendos, desde abril de dos mil seis, la Directiva Europea 2003/10/CEE, cuyo contenido traspuso dicho real decreto, dejó a los campos de la música y el ocio un periodo de transición de un par de años. Esta salvedad supone reconocer que el planeta de la música tiene peculiaridades concretas, la primordial de las que es el hecho de que el estruendos se genera de forma deliberada como objeto de negocio