Si Parla Italiano Lou Carrigan

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Oyó el estruendos de un grifo dejando escapar gotas de agua muy seguidas. Solo eso. Guardó la ganzúa y sacó el mechero del bolso y la pistola del seno. Apercibió esta última en su mano derecha y con la izquierda encendió el encendedor. Una cuarta parte grandote, con muebles viejos. Una ventana en el fondo, que debía dar a un patio interior, totalmente obscuro en aquel instante. La ventana estaba abierta y entraba una suave corriente de aire cara la puerta; debía filtrarse por debajo. Apagó el mechero y se aproximó a la ventana. Se asomó cuidadosamente mirando cara arriba y cara abajo. Grandes canalones exudando humedad, el techo por cielo, negrura absoluta abajo... Cerró la ventana, se volvió, y nuevamente encendió el encendedor. Lo vio entonces. El bulto. Estaba prácticamente en el centro de la habitación, a un lado de la mesa, de tal forma que no había podido verlo desde la entrada