En la mitad del más caluroso verano que haya sufrido N. York en los últimos ochenta años, un asesino serial tiene aterrada a la urbe. Se trata de un homicida frío y ambicioso, que deja en la escena del crimen una "tarjeta de visita" misteriosa y perturbadora: una cinta impresa con el logo "I Love New York" con el corazón volteado cara abajo, que aparece insertada en la boca de cada una de sus víctimas. Mas la historia va más allá: exactamente el mismo día en que va a cometer su próximo asesinato, y en un claro y valiente reto a las autoridades, el delincuente manda a John Brannagan, Teniente de Homicidios del Departamento de Policía de la ciudad de Nueva York, un e-mail que contiene un acertijo, que el detective debe solucionar ya antes de las 9 de la noche, si desea impedir que muera otra persona. Las víctimas son escogidas al azar, lo que hace que cada uno de ellos de los habitantes de la Gran Manzana tema por su vida. Presionado por sus superiores, por los medios y por el regidor de la ciudad de Nueva York, que quiere ser reelecto para un tercer periodo, el teniente de Homicidios se ve forzado a organizar un conjunto de trabajo dedicado únicamente a capturar al delincuente. En la mitad de una agobiada carrera contra el tiempo, la labor resulta prácticamente una misión imposible, puesto que pese a que el asesino ataca en lugares públicos llenos de gente, absolutamente nadie ha podido dar una descripción física del individuo. Además de esto, el delincuente se ha encargado de no dejar indicios ni patentizas físicas o bien forenses que dejen su identificación y atrapa. Para empeorar las cosas, en un siniestro juego del gato y el ratón, los acertijos lucen poco a poco más bastante difíciles de solucionar, el tiempo entre un asesinato y el próximo se acorta y la ola de homicidios semeja indetenible..