"En el nombre de Dios clemente y misericordioso. La bendición de Dios sea sobre nuestro señor Mahoma y su familia; salud. Compilación de tradiciones relativas a la conquista de España; relación de los emires que hubo en ella hasta la entrada de Abderramán ibn Muawiya; de de qué manera triunfó y reinó en ella, como sus hijos, y de las guerras que hubo entre unos y otros con tal motivo". De esta manera empieza un manuscrito anónimo de la Biblioteca Nacional de Francia, probablemente escrito en el norte de África bereber cara el siglo XI. Recoge numerosas tradiciones sobre AlÁndalus, pertinentes a los siglos VIII a X: empieza con la conquista musulmana, dedica una enorme extensión a Abderramán, el primer emir independiente, y alcanza de una manera más somero la temporada de totalidad del califato de Córdoba. Fue traducido al castellano a mediados del siglo XIX, con lo que influyó fuertemente en las interpretaciones de los historiadores de la temporada. El Ajbar Machmua no forma una auténtica obra histórica al modo al que estamos acostumbrados: se ha compuesto a través de la yuxtaposición de distintos testimonios (a ciertos de sus autores los cita, a otros no) que el ignoto autor ha ido compendiando. El resultado es, por ende, desigual: hay esenciales lagunas (de sucesos, de etapas, de personajes) e inclusive fallos claros puestos de manifiesto por los historiadores actuales, que, generalmente confían más en otras obras escritas en exactamente la misma temporada, como el Muqtabis del historiador cordobés Ibn Hayyan. Y no obstante vale la pena leerse esta breve obra: su viveza y colorido la hacen entretenida y próxima. Debe además de esto valorarse un cierto rechazo a las numerosas leyendas que se habían generado con la conquista de la península Ibérica, y que tuvieron una enorme difusión, hasta incluirse ciertas de ellas en la compilación preceptiva de Las mil y una noches. El texto es la traducción que Emilio Lafuente, uno de los más señalados arabistas españoles del siglo XIX, incluyó en la edición originaria de esta obra, en mil ochocientos sesenta y siete. Únicamente he actualizado la ortografía, y he añadido abundantes apartados (identificados a través de corchetes) para facilitar su lectura