"Lo más apreciado que tiene el hombre es la vida. Se le da una sola vez y hay que vivirla de manera que no se sienta un torturante dolor por los años pasados en balde, a fin de que no queme la verguenza por el el día de ayer despreciable y ruin". Esto afirma Nikolai Ostrovski en De este modo se templó el acero y el término define perfectamente el sentido de su corta vida, y el de su creación literaria. Este libro inmortal, viril y lumínico es una de las obras cimas de la novelística soviética y universal. Su autor murió muy joven, a los treinta y dos años de edad. Los últimos doce, ya ciego, los pasó encadenado al lecho por una grave dolencia: una afección a la columna vertebral a raíz de una grave herida recibida en el frente. Y si bien parezca inverosímil, fue exactamente entonces cuando Ostrovski llegó a ser escritor, modelando este libro en que nos habla de la juventud, de la lucha que mantuvieron y sus compañeros a lo largo de la guerra civil y los primeros años del poder soviéticos. Afirmaba Romaní Rolland que "las más grandes obras de arte de una revolución son los hombres que genera". Nikolai Ostrovski es uno de esos hombres, y se refleja autobiográficamente en el héroe de su novela, Pável Korchaguin. Pero lo singular es que en los dos, su grandiosidad consiste en que no son seres expepcionales, ni mártires, ni ascetas, ni locos olvidados de su persona. Y si ese fácil chico obrero que es Korchaguin llega a ser un héroe como lo fue Ostrovski, ello se debe a su candente y franco amor a la vida, lo más apreciado que tiene el hombre. Pues transmite hermosa y hondamente estos sentimientos, De este modo se templó el acero ha conquistado a todos y cada uno de los públicos, inculcando a consecutivas generaciones nobles principios de osadía, de fe y dicha