Buen gobierno en la compañía familiar En los últimos tiempos, la nueva legislación sobre Buen Gobierno Corporativo y el interés social en este aspecto han ayudado a progresar la administración y la trasparencia de las compañías cotizadas españolas. En general, se puede aseverar que los inversores en Bolsa cuentan con más información y que esta es más fiable. No obstante, este fenómeno no ha seguido exactamente el mismo ritmo en el resto de empresas. Las razones primordiales son 2. La primera, que los mecanismos propuestos, que habían de ser introducidos de forma voluntaria mediante la “autorregulación”, no se amoldan a la realidad de muchas de ellas. De esta forma, en las compañías en las que el Consejo de Administración no es el órgano de supervisión y control que se supone ha de ser o bien en las que no hay una estrategia para administrar el talento de las personas, no tiene mucho sentido charlar de consejeros independientes o bien de la creación de comisiones. Ya antes de abordar estos pasos precisan avanzar en otros aspectos. La segunda razón es que más del ochenta por ciento de las compañías españolas son familiares. La nueva legislación ha buscado prosperar la seguridad y la información de los inversores, mas no el buen gobierno de las entidades de esta naturaleza. Esta aseveración no debe comprenderse como una crítica al legislador, puesto que el desarrollo de este factor no se puede lograr mediante una reforma legal. En España las compañías familiares representan todavía un volumen de capitalización en Bolsa pequeño, especialmente si se las equipara con los viejos monopolios públicos, que en el primer mes del verano de dos mil cuatro representaban el sesenta y siete por ciento del valor del IBEX treinta y cinco frente al once por ciento de las familiares. Además de esto, acostumbran a sostener bajo su control la mayoría del capital. Por ejemplo, en las ciento tres empresas que integran el Instituto de la Empresa Familiar las familias creadoras sostienen por término medio la propiedad del noventa por ciento . En ellas la trasparencia se ve favorecida por la doble condición dueño/gestor de los accionistas, que hace menos preciso si bien no menos esencial poner énfasis en la garantía de este factor. En un caso así, el primordial motivo del impulso al Buen Gobierno obedece a una razón superior: la mejora de su estrategia y de las relaciones entre accionistas familiares y de estos con la compañía