"Césped cultivo, conservación, cuidados" Diríase que el tamaño de un jardín promedio es de unos trescientos m2, mas la diferencia entre un jardín y otro puede ser enorme. En las ciuda­des abundan los jardines de patio pequeños, y en las zonas rurales es posible localizarlos muy desperdigados, mas todos tienen un ras­go en común. Prácticamente siempre y en todo momento el dueño considera una labor no práctica, sin atrayente y prácticamente imposible el cubrir toda la zona con una mezcla de flores, árboles, arbustos y/u hortalizas entre las que se deja un espacio. Por tanto, hay una necesidad uni­versal de cubrir de manera permanente el suelo, y conjuntarlo con los arriates, las rocallas, los invernaderos, los estanques, etcétera Generalmen­te se usa más de un género de cobertura, mas en la mayor parte de jardines este papel lo de­sempeña el césped de gramíneas. El césped de gramíneas es una zona cu­bierta por tepes de gramíneas entrelazadas, segada de forma regular de manera que se sostenga igualado y sea capaz de resistir cierto tráfico por encima suyo. Ciertos géneros de cés­ped pueden permitir el incesante ajetro de los más pequeños, mas no es el caso de otros —al­gunos tienen una apariencia afelpada al tiempo que otros semejan toscos, descuida­dos y llenos de malas yerbas y musgo, mas todos son césped de gramíneas. Para la mayor parte de nosotros un jardín no es un jardín si no tiene césped, y en las gran­des extensiones que rodean las casas de cam­po, el césped acostumbra a estar presente, mas en el jardín medio, esta situación acostumbra a cambiar. Acá deseamos tener una visión desde la ventana con flores y arbustos, un sitio para el inver­nadero y las hortalizas, de tal modo que no re­sulta extraño localizar que el césped solo ocupa la mitad del jardín. Por otra parte, exis­te otra razón para limitar el espacio o bien canti­dad de tepes: no sirve para cubrirlo todo. En el caso de tener caminos, y otras zonas suje­tas a continuas pisadas o bien al paso de automóviles, es mejor poner elementos duros como ladri­llos, grava, hormigón, etcétera Para cubrir los espacios entre los arbustos y los árboles ob­viamente no podemos plantar césped, y en su sitio empleamos plantas cobertoras. En resumen, existen 3 materiales cober­tores empleados generalmente en el jardín pro­medio: césped de gramíneas, elementos paisa­jísticos duros como el pavimento o bien la grava, y plantas cobertoras; el porcentaje en que se emplean puede cambiar extensamente de un jar­dín a otro. En uno reducido hallamos más elementos duros que césped, y en el jardín en el que no se quiere efectuar demasiado trabajo hallamos mayor cantidad de plantas co­bertoras, dejando las malas yerbas entre las plantas leñosas, y reduciendo la necesidad de riego en condiciones de sequía. Aparte de estos 3 tipos primordiales, po­demos hallar otros que desempeñan su papel en determinadas situaciones. El prado consti­tuye la opción alternativa más importante: únicamente se siega esporádicamente. Esta va a ser una carac­terística del jardín grande cuando no resulte práctico o bien aun deseable tener todo el cés­ped cortado. Como se apunta en el capítulo nueve asimismo desempeña su papel en un jardín de dimensiones menores, lo que semeja más atrayente hoy día —un prado con flo­res silvestres en el que sembrar flores de di­chas peculiaridades. Los otros 2 géneros de elementos cobertores del suelo son el césped sintético de plástico y el césped no integrado por gramíneas, sino más bien por camomila, tomillo o bien otras plantas viles. Ninguno de estos tipos resulta verdaderamente práctico, con lo que esta breve introducción a los materiales coberto­res del suelo engloba desde los más empleados hasta los menos comunes.