De qué forma poner límites a tus pequeños sin dañarlos – Esther Murow Troice Contestaciones a los inconvenientes de disciplina más usuales practicando una educación positiva En las últimas décadas hemos visto un interés creciente de una parte de los progenitores de familia por el desarrollo y educación de sus hijos. Como progenitores comprometidos, están preocupados por el bienestar de sus pequeños, por quererlos, guiarlos, resguardarlos dándoles los lineamientos y el ejemplo a fin de que lleguen a ser adultos útiles a la sociedad. ¿Qué es un límite? Un límite desea decir hasta dónde podemos llegar. Encontraremos que los países se distinguen uno de otro por sus límites territoriales que son sus fronteras, los horarios de trabajo asimismo los tienen, los autos tienen el de velocidad y en todos y cada uno de los casos el límite es el que deja tener orden y una convivencia armónica entre las personas. De este modo, en el caso de la educación, los límites apuntan hasta dónde puede llegar un pequeño en su comportamiento.1 Establecerlos es una forma de decirle que nos preocupamos por él; es enseñarle de qué manera marcha el planeta que lo rodea y sobre todo, que lo queremos y respetamos. Si en la familia los marcamos apropiadamente vamos a estar trabajando para enseñarles a los pequeños una forma de convivir apropiadamente con otras personas y sobre todo que asimismo pueden ponerles límites a el resto, lo que les va a ser de mucha utilidad cuando sean adultos. Desde la perspectiva de la educación positiva, la tarea de poner límites está basada en una filosofía en la que los adultos tratan de crear un entorno favorezco a fin de que los menores se desarrollen. Cada pequeño es considerado un individuo con necesidades concretas que van a cambiar conforme sus peculiaridades personales y la etapa de desarrollo en la que se halle. Todos y cada uno de los pequeños son diferentes y únicos por sí solos. Si bien todos se desarrollan esencialmente igual, salvo que tengan un inconveniente o bien una enfermedad seria, al tiempo tienen necesidades concretas de amor, aceptación y desarrollo de habilidades que van a cambiar conforme a su edad. Poner límites es una tarea de prevención, en tanto que en la medida que los adultos están al pendiente de las necesidades de los pequeños y les van enseñando lo que precisan conforme su edad, van a ser capaces de enfrentar nuevos desafíos. Lo más esencial es trabajar a fin de que sean felices y hallen su sitio en la sociedad tras haber adquirido recursos para ser creativos, productivos y responsables. Los puntos de la educación positiva son los siguientes: Los adultos son educadores. Los pequeños precisan de una presencia incesante. Los pequeños precisan amor y aceptación incondicionales. Los pequeños precisan ser respetados. Todos y cada uno de los pequeños son diferentes. Los pequeños tienen diferentes necesidades conforme su etapa de desarrollo. Crear un medioambiente conveniente. Enseñarle todo al pequeño. Decir qué deseamos y aguardamos del pequeño. Integrar al pequeño a las actividades de los adultos. Educar al pequeño a enfrentar la vida de una forma positiva. Es preciso usar el los pies en el suelo