Descubriendo a nuestros hijos. Ser o bien no ser. De doce a dieciseis años La adolescencia es la temporada de la vida que se empieza con la pubescencia, en torno a los once años, y que se extiende, en nuestra cultura, hasta el instante en que a juventud se prepara para ir asumiendo las funciones y responsabilidades de una vida adulta, cara los dieciocho o diecinueve años. Todo el ahínco de nues­tro hijo o bien hija adolescente,, si bien no lo exprese explí­citamente, va a estar dedicado a lograr crear vínculos cariñosos y sociales fuera del ambiente familiar y en parecer ser aquella persona que es digna de admiración y cariño. Esto supone tener que hacer muchos ensayos de conducta, cambiar una y otra vez la manera de actuar, de vestir o bien de meditar, hasta el momento en que, poquito a poco, uno va sintiendo un equilibrio entre quien se es y quien se admite. Este proceso puede perdurar ciertos años, o, toda la vida. Ello depende de las comodidades que el ambiente da a fin de que ensaye, para admitirle y a fin de que escoja de forma segura su destino psicoló­gico y social. La adolescencia es una etapa de vulnerabilidad sensible y el instante de comienzo de la busca de la identidad: una etapa de construcción personal, en la que por vez primera uno empieza a decidir por sí solo su porvenir. ¡Empieza la metamorfosis…! Al paso que a lo largo de la niñez el desarrollo es gradual, cerca de los once y catorce años se genera una revolución biológica que provoca una enorme transformación anatómica y fisiológica. A esta etapa de cambios profun­dos se le llama pubescencia. Todos estos cambios están provocados por las hormonas. Los cambios ocurridos a lo largo de la pubescencia son veloces y también incontrolables y no siempre y en todo momento satisfactorios para quienes los experimentan. Pueden hacer que el adolescente sienta inseguridad, extrañeza ante sus cambios esté frágil emotivamente. La entendimiento y conocimiento del cuer­po, como el porqué de sus transformaciones pueden asistir en buena medida a combatir las dudas y a aportar mayor seguridad al pequeño a lo largo de esta “metamorfosis”. En la próxima tabla se muestra un resumen de los cambios primordiales ocurridos en los cuerpos a lo largo de la pubertad: Cambios en los pequeños El cuerpo aumenta de tamaño, peso y altura. Manos y pies aumentan de tamaño. Brazos y piernas se hace más largos. El pene aumenta gradualmente de tamaño. Los testículos aumentan de tamaño y se vuelven más rellenos. El tono del escroto se obscurece. Empieza la producción de espermatozoides. El pelo y la piel se vuelven más grasos. Los huesos de la cara se hacen más grandes, se pierde el aspecto infantil. Aparece vello en torno a la base del pene, en las axilas y se vuelve más largo y espeso en las piernas y en los brazos. Asimismo aparece en el pecho. Empieza a medrar el bigote, la barba y las patillas. Puede aparecer hinchazón o bien mayor sensibilidad en la zona que rodea a los pezones, lo que desaparece en poquitos meses. La laringe se hace más grande. La voz se quiebra y después se hace más profunda. La nuez se hace más perceptible. Empiezan las eyaculaciones y los sueños húmedos