

A pesar de su prematura muerte, Thomas Wolfe (diecinueve millones mil novecientos treinta y ocho), como Proust o bien Kafka, ha dejado una honda huella en la literatura moderna, y su estela se hace perceptible en escritores de la talla de William Faulkner, Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway, Jack Kerouac o bien Philip Roth
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A pesar de su prematura muerte, Thomas Wolfe (diecinueve millones mil novecientos treinta y ocho), como Proust o bien Kafka, ha dejado una honda huella en la literatura moderna, y su estela se hace perceptible en escritores de la talla de William Faulkner, Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway, Jack Kerouac o bien Philip Roth. Thomas Wolfe nació en Ashville, capital de un condado montañoso en el Estado de Carolina del Norte. Su padre, próspero escultor de monumentos funerarios, dejó a Wolfe estudiar en la universidad, donde se graduó en mil novecientos veinte. En otoño de ese año se inscribió en escritura trágica en la Universidad de Harvard. La muerte de su padre en mil novecientos veintidos fue un revés que marcó el resto de su vida. Un año después se fue a vivir a N. York, donde dio clases de lengua ocasionalmente a lo largo de 7 años. En el verano de mil novecientos veinticinco, Wolfe viaja a Europa y empieza a redactar su primera novela, El ángel que nos mira, que se publicará en mil novecientos veintinueve con la ayuda de Maxwell Perkins, el más reputado editor de la temporada. Wolfe se entrega entonces a la literatura en cuerpo y ánima y escribe cientos de folios que entonces se condensarán para transformarse en Del tiempo y el río (mil novecientos treinta y cinco), su segunda gran novela. En mil novecientos treinta y ocho cae enfermo de neumonía en un viaje a Seattle. Ingresado en un centro de salud de Baltimore, murió días tras tuberculosis cerebral. El ángel que nos mira es una novela de iniciación que relata los avatares y experiencias del joven Eugene Gant, mientras que retrata con vividez y detalle la vida en el profundo Sur de Norteamérica de principios del siglo veinte. El anhelo de exhaustividad narrativa de Wolfe, que le lleva a iniciar su historia con la azarosa vida de Oliver Gant, padre del protagonista, transforma el relato en una enorme saga autobiográfica, elogiada por unanimidad por la crítica de su tiempo