Por extraño que parezca, en los comienzos del siglo, en Battle Creek, Michigan, se desarrollaban sucesos trascendentales para la humanidad. Allá tenía su centro de operaciones uno de los hombres más relevantes en la historia de los hábitos alimentarios de nuestro siglo: John Harvey Kellogg, inventor, entre otras muchas cosas, de los copos de cereales, los muy célebres corn flakes. Mas el doctor Kellogg no se limitó a legar a sus semejantes semejante maravilla; fue además de esto un apóstol, un cruzado, un paladín, un líder de la vida sana o bien por lo menos de lo que comprendía como tal, que escribió libros sobre el tema y puso en práctica en su conocido sanatorio frecuentado por clientes del servicio tan distinguidos como Edison o bien Henry Ford un tratamiento consistente entre otras muchas cosas en unas muy severas dietas sin pizca de carne, una más que espléndida aplicación de enemas y una estrictísima abstinencia sexual. En semejante baluarte de la "vida sana" aparecen diferentes personajes, como el matrimonio Lightbody, que asiste en pos de salud y otras cosas menos confesables; Charlie Ossining, que procura abrirse camino en el negocio de los cereales matinales, enfrentándose al todopoderoso Kellogg; George, ferviente carnívoro y único hijo irrendeto de los 42 que adoptó abstinencia sexual fuerza el inventor de los corn flakes, o bien el especial doctor Siegfried Spitzvogel, padre de la Die Handhabung Therapeutik, una sorprendente técnica de relajación genital, aplicada a poder ser con todo el personal en cueros. T. Coraghessan Boyle, que dio cumplida cuenta de sus dotes para la sátira y el despropósito más desmandado en Oriente. Oriente se supera a si mismo con esta nueva y también desternillante novela, que ha sido llevada al cine por Alan Parker, con Anthony Hopkins como protagonista. "Boyle emprende una nueva, refulgente y maligna campaña contra la estupidez innata de la especie humana" (Stephen Becker, Chicago Sunday Times). "Su prosa es una genuina maravilla, y captura al lector desde el comienzo hasta el final, merced a sus agudos matices, su punzante inteligencia y su sutil musicalidad" (Jane Smiley, The New York Times Book Review). "Un libro de lo más apetecible, lleno de personajes impecablemente construidos, un tono satírico a un tiempo vivaz y amargo, una atmosfera de temporada hermosamente integrada en la narración y una escritura llena de matices" (Publishers Weekly). "Una revivificante y malévola sátira" (Elizabeth Young, The Guardian). "Una novela desternillante y admirablemente construida... Boyle es el escritor más ameno de los E.U." (D. Lipsky, The Boston Globe)