

El comisario Salvo Montalbano debe investigar el homicidio de un mercader retirado, cuya amante, una joven tunecina desaparecida tras el crimen, es objeto de todas y cada una de las sospechas
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El comisario Salvo Montalbano debe investigar el homicidio de un mercader retirado, cuya amante, una joven tunecina desaparecida tras el crimen, es objeto de todas y cada una de las sospechas. No obstante, las pesquisas guían a Montalbano cara el turbio planeta de los servicios secretos y su sucia guerra contra el terrorismo internacional. La razón de Estado se ve sometida a su inexorable instinto de justicia, "quijotesco" conforme uno de los agentes secretos. Al tiempo, la trama nos reserva sorpresas insólitas, como un Montalbano de manera profunda conmovido por el destino del hijo de la joven acusada hasta el punto de proponerle matrimonio a su tan paciente como lejana compañera Livia. Como todas y cada una de las obras de Camilleri que tanto gozan sus centenares de miles de lectores en el mundo entero, El ladrón de meriendas es un irónico mas tierno recorrido por la cara más humana del homo sapiens, con personajes cuyo realismo brota exactamente de la penetrante y clemente mirada de don Salvo. El duro cosmos de la inmigración ilegal, de los distritos populares mediterráneos, de los fríos burócratas al servicio del Estado, o bien el de la solidaridad femenina aparecen plasmados con asombrosa nitidez en todas y cada una de las escenas de la novela, transformándonos inevitablemente en testigos y cómplices no solo de la intriga sino más bien asimismo de un ambiente que termina siéndonos sorprendentemente familiar