Este volumen recoge 13 cuentos escritos por Boris Vian en los años de la postguerra europea, entre mil novecientos cuarenta y cinco y mil novecientos cincuenta y dos. En todos de estos relatos, el creador proyecta una exuberante imaginación, una inventiva radical, rupturista, y, quizá lo que es más esencial, la mentalidad que moldeó el movimiento existencialista: en frente de la sofocación existencial, no queda otra salida que el puro despropósito narrativo, la lógica onírica, la sátira, el absurdo. En este marco de referencias, los relatos de Vian captan la atención del lector de una manera cautivadoramente endiablada. El primero de estos cuentos, El lobohombre, recrea del revés la historia legendaria del hombre lobo: ahora resulta ser un lobo, que además de esto es vegetariano, el que se transforma en hombre, por culpa del bocado que le propina un mago... Desde esta inversión narrativa todo es posible y por lasde los cuentos siguientes circulan personajes de lo más grotesco: desde una bailarina del Bronx que se excita agitadamente atropellando a perros y personas conduciendo un taxi, hasta desquiciados, zorrillos, ingenuos, ladrones. Con esta galería de tipos, Boris Vian nos comunica el fantasma de unos años definitivos de la vida europea y lo hace desde los enfoques que había desarrollado la filosofía existencialista. El resultado de estas creaciones literarias nos conduce a una absurdidad reflexiva y tremenda que estremece con exactamente la misma intensidad que la mejor pintura abstracta. Cada uno de ellos de estos cuentos desmonta y reconstruye la realidad en un ejercicio inexorable de captar el planeta no inmediato. En suma, lo que le interesaba al Boris Vian escritor era romper con todos y cada uno de los convencionalismos que ahogaban su temporada. Está claro que estos cuentos son una muestra concluyentes de esta voluntad de rotura que guió al autor en los 39 años de su existencia