Las conocidas ruinas de Melrose, cercanas a la vivienda del autor, son el sitio en que se desarrolla la acción de esta novela, circunstancia que semeja incomprensible, si se tiene presente que empleó su habilidad en distanciar de su país nativo a los personajes y las escenas de lvanhoe. Este cambio de sistema es hijo de sus recuerdos, con lo que juzga superfluo asistir al pasado para descubrir un hecho que carece de importancia alguna. Pensando que el choque de ideas entre 2 oponentes del mismo género, dotado cada quien de pasiones y prejuicios particulares, podría dar interés a una narración, ha reunido en ese siglo pendenciero y turbulento a 2 personajes que, considerando la Reforma desde diferente punto de vista, se dedican con exactamente la misma sinceridad y también igual entusiasmo al mantenimiento de la iglesia católica el uno, y a la defensa de las nuevas doctrinas religiosas el otro. En esta idea, puesto que, está inspirado El Monasterio.Melrose ocupa una situación muy a propósito por fin que el creador se planteaba, puesto que sus ruinas son un espléndido teatro para la representación de cualquiera clase de incidentes trágicos. Además de esto, un bello río, en el que desembocan abundantes arroyos que riegan una zona en que se han librado batallas sanguinolentas que la hacen imborrable, deslízase, caudaloso y fecundante, por aquellas proximidades. Sobre la ribera opuesta del Tweed pueden verse todavía los restos de los viejos cercados que rodean sicomoros y fresnos enormes, en lo que en otros tiempos fueron las tierras de cultivo de aquel pueblo, reducido el día de hoy a la más mínima expresión, puesto que solo consta de una humilde choza, en la que habita un pescador, que es al tiempo guarda de una barcaza. Todo el que visita aquellos rincones halla vestigios de las casas e incluso de la iglesia que existió en temporada recóndita y que sus habitantes fueron abandonando poquito a poco para instalarse en Galashiels, urbe ubicada a 2 millas de distancia y que tenia cierto renombre. Ciertas viejas supercherías atribuyen la existencia, en aquellos bosques, de seres fabulosos, y a lo largo de bastante tiempo creyóse que el camposanto ruinoso y descuidado de Boldside, era frecuentado por las hadas. Verdaderamente, el ancho y profundo lecho del Tweed, que alumbrado por los pálidos rayos de la luna, se desliza entre seculares árboles que fueron plantados en los orígenes de aquel pueblo para sombrear los campos, y que hoy en día semejan desperdigadas bosquecillos, da un aspecto tan cautivador al rincón, que no puede asombrar que Oberón y la reina Mab lo eligieron para festejar en él sus fiestas nocturnas