"El Periplo de Hannón pretende ser la versión griega del relato en lengua púnica que habría hecho Hannón, rey de Cartago, de su larga navegación ribereña por el África occidental. Se conserva en 2 códices, uno del siglo IX, el Codex Palatinus (o bien Heidelbergensis) Graecus trescientos noventa y ocho, fols. 55r56r, y otro del siglo XIV, dependiente del precedente, el Codex Vatopedinus seiscientos cincuenta y cinco. Protegido este último en su día en el monasterio de ¿atonediou del monte Atos, en mil ochocientos cuarenta fue dividido en 2 partes que en nuestros días se hallan en la ciudad de Londres (British Museum, additional Ms. diecinueve mil trescientos noventa y uno) y en la ciudad de París (Bibliotheque Nationale de Paris, suplément grec cuatrocientos cuarenta y tres A). Es el fragmento parisino el que contiene el apógrafo del Periplo de Hannón." (Luis Gil, "Sobre el Periplo de Hannón de Campomanes", Cuadernos de Lingüística Clásica: Estudios helenos y también indoeuropeos, vol. trece, dos mil tres, pp. doscientos trece mil doscientos treinta y siete.) "El secular discute mantenido por la crítica en torno al significado del opúsculo anónimo que conocemos como Periplo de Hanón se encuentra hoy día en una vía fallecida, inútil de reconciliar 2 posturas claramente antagónicas: prosigue habiendo quienes creen estar frente a la versión griega, aproximadamente leal, del informe que como reza en el título que le antecede en el manuscrito el sufete cartaginés Hanón depositase en el templo de Baal Moloch tras su expedición por las costas atlánticas de África en las primeras décadas del s. V a. C.; por el contrario, desde mediados del siglo pasado semeja consolidarse aquella otra visión que insiste en primar la naturaleza fundamentalmente literaria de la obra, independientemente de su posible vinculación al hipotético modelo originario. No obstante, no todo han sido discrepancias durante ese dilatado recorrido compartido. Indudablemente, el punto de encuentro más palpable entre las dos corrientes de interpretación viene marcado por la unánime defensa de la estructura bipartita del Periplo, conforme la que dicha obra estaría integrada por una primera parte... en la que primaría la actividad colonizadora, a la que proseguiría entonces una segunda y última... donde se rendiría cuenta de la pura exploración del tramo ribereño al sur de Cerne. Y, pese a que esta última sección semeja exhibir de forma detallada y honesta los pormenores de un viaje real durante las costas tropicales del África vieja, se da por sentado, y se hace asimismo de forma prácticamente unánime, que es la que acusa un mayor grado de endeudamiento literario: de hecho, el menos ambicioso de los análisis filológicos pone de manifiesto sus múltiples y también incuestionables paralelismos con los más señalados novelistas helenos, desde Heródoto hasta los autores del bajo helenismo." (Francisco J. González Ponce, "Veracidad reportaje y deuda literaria en el Periplo de Hanón, dieciocho", Mainake, XXXII (II), dos mil diez, pp. setecientos sesenta y mil setecientos ochenta.) Puesto que bien, esta breve obra fue traducida y estudiada por el señalado letrado, político, linguista y también historiador Campomanes (diecisiete millones doscientos treinta y mil ochocientos dos) de modo ejemplar que nos ilustra perfectamente el modo perfecto de hacer historia de la temporada. El resultado de su trabajo fue la obra Antiguedad marítima de la república de Cartago, con el periplo de su general Hannón, traducido del heleno y también ilustrado por don Pedro Rodríguez Campomanes, letrado de los Consejos, consultor general de los Correos y Postas de España, etcétera, publicada en mil setecientos cincuenta y seis. Se compone de 2 partes distinguidas (aun con paginación distinta: un Alegato preliminar sobre la marina, navegación, comercio y expediciones de la república de Cartago que forma una historia general de este pueblo, y El Periplo de Hannón ilustrado, que acá reproducimos. Forma un análisis, palabra a palabra, del breve texto original, que presenta en heleno y en español. Luis Gil, en el artículo ya antes convocado apunta la influencia que tuvo en los círculos ilustrados españoles y su difusión internacional. Ahora bien, concluye: "Valorar con criterios actuales la obra de Campomanes es injusto (...) A lo que hemos llamado "panpunicismo" de sus etimologías debemos añadir cierto acriticismo ingenuo en dar por determinados los datos de las fuentes, como ya en su instante apuntó el jesuita Sebastián Nicolau en las Observaciones sobre el "Periplo de Hannón" que presentó al directivo perpetuo de la Real Academia de la Historia, don Agustín de Montiano y Lugendo. Ese respeto inocente a los textos le induce a tener por auténtica carta de navegación el Periplo en la manera en que nos ha llegado, en lugar de considerarlo como un relato de viajes legendario cuyo único valor testimonial es el de reflejar una determinada mentalidad y ofrecer una visión del planeta y unos conocimientos geográficos difusos con un recóndito fundamento real, como realmente bien afirma Victor Jabouille. Ese respeto le hace a Campomanes dar por buenas las cantidades de relato. ¿De qué manera pensar que en sesenta pentecóntoros iban nada menos que treinta personas con el pertinente avituallamiento? En descargo suyo afirmemos que en exactamente los mismos o bien similares defectos han incurrido cuantos se han esforzado por identificar con los accidentes de la topografía africana los nombres geográficos que el Periplo ofrece. Finalmente, en frente de la presente forma de concebir el conocimiento histórico, se debe indicar el pedagogismo de sus excursos, solo excusable si se tiene presente que el Periplo de Hannón pretende ser una suerte de introducción a una historia náutica de España y que el término de la historia como magistra vitae y no reconstrucción auténtica de los hechos pasados, exenta de toda finalidad utilitaria o bien moralizante, estaba en plena vigencia cuando Campomanes escribía."