Romance y erótica con el chaval malo motero. Julio Petrov es el líder de la banda de moteros de la capital española. Su rutina comienza por machacar los músculos en el gimnasio y acaba por ahogar con una cadena al ladrón de turno del distrito marginal. Y no obstante, la mayor parte de la urbe le adora. Como una historia legendaria sigilosa, hecha de susurros, Los Huesos Colorados hacen, por su mano, la justicia de la policía. "Mira, hijo, te agradará aproximadamente, mas el Señor Petrov ya ha eludido que hurten un par de veces en la tienda". "Llámalo ladrón si deseas, mas me devolvió el bolso y dejó ir al ladrón de un empujón". "Le debo la vida. Tiró de una quinta planta al pedazo de basura que forzó a mi hija". No obstante, todo cambió cuando Julio vio a Estefania congelada de temor en medio de la calle. Los faros del turismo acercándose a ella. Aceleró la motocicleta, se dirigió hacia ella y la sujetó, volcando. La motocicleta siniestrada contra la pared, Julio tirado en el suelo con la mujer entre los brazos. 5 días en el centro de salud, intubado con respiración asistida. Un círculo de moteros alrededor, con cascos en el pecho. Una joven con una lágrima en la mejilla. Hasta el momento en que el medioruso abrió los ojos. Estefania miró al hombre a los ojos, y tras toda la saña, todo el abismo, vio un fin. Tal y como si en otra vida hubieran sido amigos, o bien amantes. Tal y como si aquel fueran el par de ojos en el que había que reflejarse. Estefania: Me arrastra cara un riesgo salvaje, feral. Mas se siente... real. Julio: He matado por hijas anteriormente. Qué no voy a hacer por la mujer de mi vida. Advertencia: Estás en frente de una historia con contenido explícito y contraste entre la calma y el fuego, la obediencia y la libertad, infringiendo las reglas sociales. No capaz para menores