Enfermería ginecoobstétrica – Noelia Socarrás Ibáñez La ginecología es la rama de la medicina que estu­dia la fisiología y las enfermedades del aparato reproductor femenino en situación no gestante. Los médicos expertos en esta práctica son los ginecólogos. Es esencial hacer alusión al surgimiento de la enfermería ginecoobstétrica y las etapas por las cua­les ha recorrido desde el punto de vista histórico, de forma que facilite una mejor entendimiento de su de­sarrollo. En Historias de las comadres, los autores Michael J. O bien. Dowd y Elliot Y también. Philipp, proponen que conforme Tower y Bramal (mil novecientos ochenta y seis) posiblemente los hombres ayudasen a sus mujeres a dar a luz en temporadas tan re­motas como cuarenta cero años a.n.e.; mas cara el año seiscientos n.e. eran las mujeres las que asistían a los partos. Poquito a poco, ciertas se hicieron más especialistas que otras en este arte. Ellas fueron las antepasadas de las presentes comadronas. En Grecia, más o menos ochocientos o bien quinientos años a.n.e., las comadres gozaban de un elevadostatus social, mas fue rechazando en unos pocos cientos y cientos de años, de forma que, Agnodike, la partera de la ciudad de Atenas, se debió disfrazar de hombre para estudiar el arte de los partos con Herófilo. Presuntamente, esta repercusión se extendió a Roma desde el siglo II donde Sorano escribía su libro de texto en el que señalaba “por tanto (la comadre) ha de saber leer y redactar a fin de comprender el arte mediante la teoría”. En mil quinientos doce, un acta aprobada a lo largo del reinado de Enrique VIII asistió al control de las parteras en Inglaterra. En el año mil quinientos trece se publica el renombrado libro De partus Hominis escrito por Eucharius Rossein, quien fue el primer médico en Worms, Alemania. Este fue uno de los libros más influyentes en el arte de asis­tir a partos, escrito para la enseñanza de las coma­dronas. A mediados del siglo xvi, las municipalidades inicia­ron el control y la regulación de las matronas. Esto empezó en la urbe de Ravensvurg en Alemania, donde asimismo los médicos eran controlados en su prác­tica profesional. Estos son los primeros datos registra­dos de un control de la asistencia a partos por el ayuntamiento, se exhortaba a las comadres a llamar al médico o bien cirujano cuando existían dificultades. Entre los siglos xvi y xviii, la iglesia daba licen­cia a las comadres. En l720 estas asistían en partos a la realeza y, en este año, se difunde el secreto del fórceps de Chamberlen lo que dejó a los hom­bres acudir con más frecuencia a los partos. En el siglo xviii, se crearon centros de salud maternos en G. Bretaña. En mil ochocientos ochenta y uno se creó el Royal College de parteras que, en un comienzo, se le llamó el Instituto de Comadres. Entre sus funciones estaba la organi­zación de una unión internacional de parteras para hacerles en frente de los temas de estas profesionales, no solo del R. Unido, sino más bien asimismo de otros países. Florense Nightingale en mil ochocientos noventa, estableció su escuela de enfermería en el Centro de salud Santurrón Thomas. Ella tenía asimismo la esperanza de progresar el status de las co­madronas al favorecer su preparación para trabajar en las áreas rurales más pobres. Entre los años mil novecientos dos y mil novecientos treinta y seis se aprueba el acta de partera y se establece el consejo central de estas. El acta establecía un extenso servicio en el país, con comadres bien preparadas, calificadas y asala­riadas. La situación de las parteras y su batalla para igua­lar su status con los médicos en la asistencia al parto, semeja no haber acabado todavía. En ciertos países como los USA de Norteamérica, ha existido la lucha continua para determinar quién debe asistir al pequeño a nacer. Al final del siglo xx, la mayor parte de los pequeños nacidos en USA de Norteamérica fueron, cierta­mente, asistidos por hombres en el instante del parto. En el R. Unido en torno a ochenta por ciento de los pequeños son aún “traídos al mundo” por comadronas, quienes están siempre y en todo momento presentes en todos y cada parto. En mil novecientos setenta y cinco se publicó un libro en Ginebra por la Orga­nización Mundial de la Salud, el que consistió en el análisis de la información de factores tradicionales, con­seguidos por diferentes personas en su investigación en múltiples países; donde queda clarísimo que las áreas rurales de muchos de estos llamados subdesarrollados están muy pobremente cubiertos por personal, en lo que se refiere a cuidados prenatales y asistencia al parto, sin preparación científica. Por norma general, todos y cada uno de los datos históricos señalan que los pequeños eran ayudados a nacer por mujeres y solo en casos difíciles se llamaba a los médicos