La dolce vita de la enorme aristocracia portuguesa y también internacional en un ambiente de ensueño, playa, noches brillantes en el casino y grandes fiestas sin igual en ningún otro sitio de Europa.Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, Estoril, avispero de espías, se transforma en el epicentro del interés internacional por la llegada consecutiva de reyes y pretendientes a tronos europeos en el exilio que se van a ir asentando en el triángulo de oro de la costa lisboeta: el eje EstorilCascaisSintra.Figuras como los condes de Barna, los destituidos reyes Carol II de Rumanía, Humberto II de Italia y Simeón II de Bulgaria, los condes de la ciudad de París, los duques de Braganza, los archiduques palatinos de Hungría o bien el dirija de Hungría, el almirante Horthy, van a ser bien recibidos por Oliveira Salazar y, hasta mediados de los años setenta, se codearán con los grandes de la aristocracia y de la enorme burguesía portuguesa. Allá convivirá la añoranza de los asilados con los manejos políticos, las aspiraciones a los tronos perdidos y las visitas de ilustres convidados como el duque de Windsor, el destituido rey Pedro II de Yugoslavia, Audrey Hepburn, Gina Lollobrigida y un largo etc. de ricos y notables personajes de la alta sociedad.En Estoril tuvieron sitio los grandes acontecimientos de la familia real de España en el exilio: la niñez de don Juan Carlos y sus hermanos, la trágica muerte de don Alfonsito, la puesta de largo de doña Pilar, las tensiones cerca de un rey que no lo fue... Por Villa Giralda van a pasar desde Carmen Polo de Franco hasta cientos y cientos de paisanos, y allá se amontonarán las repetidas frustraciones del conde de Barna ante sus poco a poco más escasas probabilidades de acceder al trono de España.Un libro de escritura muy elegante cuya lectura va a ser como zambullirse en unas eternas vacaciones con lo más granado de la aristocracia europea