Fluyan Mis Lagrimas Afirmó El Policia Philip K. DickDesde que se resolvieran a editar todo el Philip K. Dick que les fuera posible, habría que obsequiar a Minotauro una cesta de Navidad bien surtida cada año pues uno jamás tiene suficiente de este genio. Lo único negativo de esta resolución es la inseguridad que rodea al lanzamiento de nuevas ediciones (o bien reedición, que se publicaron muchas novelas de este autor en el bum que la ciencia ficción tuvo en España entre los setenta y ochenta), la carencia de una traducción aceptable para ‘Sueñan los robots con ovejas eléctricas’1 o bien la ausencia de Philip K. Dick en tamaño bolsillo y costo aceptable salvo para ‘Ubik‘ y la novela ya antes citada.‘Fluyan mis lágrimas, afirmó el policía‘, cuenta la historia de Jason Taverner, un showman, trasunto de Johnny Carson, con un programa televisivo de éxito que, tras ser atacado por una exnovia, lúcida en una habitación de hotel transformado en un don absolutamente nadie. Mientras que vaga por esa tierra paralela donde absolutamente nadie le conoce, procurará subsistir y encontrar la contestación a una pregunta que solo el puede plantear: ¿quién fue Jason Taverner? De esta manera, su periplo no tiene mucha acción externa mas sí interna, puesto que no cabe duda de que, si desea demandar su sitio en el planeta, deberá revisar sus logros, justificar su fama y examinar su talento.Por el camino se encontrará en múltiples ocasiones con el mariscal de la policía Félix Buckman, a quien la figura de Taverner le desconcierta en extremo y cuya hermana, y no obstante amante, Alys puede tener la solución a todo este enredo. Félix es el conocido policía del título, y si bien oponente, se ve forzado a hacerse exactamente las mismas preguntas que Taverner al hacerse con las bridas del caso.Mientras leía el libro, me fue ineludible meditar en la obra general de Philip K. Dick, o bien cuando menos, de lo que tengo leído hasta el instante. Ciertos de sus temas predilectos, como la busca de la identidad, las drogas, la volubilidad de la realidad y la presencia de cuando menos una figura femenina desquiciada, están acá, mas asimismo esa habilidad del escritor de transformar en seres reales a sus personajes. Me explico: estamos habituados a que la enorme mayoría de historias que consumimos tengan un protagonista activo que encauza la acción hasta el final. No obstante, Dick hace que sus personajes sean activos, pues se lanzan a hallar la solución al inconveniente que les aqueja, y al unísono pasivos, por el hecho de que realmente no controlan ni su periplo ni la situación, a cargo de otra entidad (un personaje, el destino o bien el propio narrador), transformándoles de paso en seres tridimensionales2 y facilitando la identificación del lector. En este caso, la busca de contestaciones y la sensación de ahogo de Taverner y Buckman son las del lector y, al unísono, las de una persona normal en esa situación.Sólo al final hay cierto alivio, mas Dick se guarda un as en la manga: en lugar de un golpe de efecto, el escritor nos prepara un epílogo de pretensión prácticamente reportaje, tal y como si justificara que el planeta descrito en el libro y los personajes que viven en él son tan reales como , taimado lector, o bien como . Tal y como si hubiésemos espiado un planeta por medio de una ventana y nos despidiésemos de los personajes que hemos estado observando.En cuanto a la lectura, esta es diligente pues Dick, no lo olvidemos, medró a lo largo de la edad de oro de la ciencia ficción y es un hijo filosófico del pulp. En ocasiones es reiterativo y hay un enorme contraste entre pasajes muy elaborados, que especifican la mente de un personaje, con otros apurados, tal y como si el escritor tuviese prisa3 por quitarse de en medio esa escena y pasar a la próxima, mas los ojos se deslizan por entre las palabras pese a la predominante acción interna4 y te implica tanto en la historia que deseas llegar al final.En terminante, ‘Fluyan mis lágrimas, afirmó el policía‘ es otra espléndida lectura que puede satisfacer tanto a los entusiastas frecuentes del autor como a los que deseen atreverse con él por vez primera, puesto que es una novela bastante alcanzable, mas poderosa conceptualmente. A la traducción de Domingo Santurrones no puedo ponerle ningún “pero”, ni a la espléndida edición de Minotauro, que ha puesto un coste prácticamente estándar para lo que tenemos en el mercado hoy en día.1. Me semeja incomprensible que la traducción que hiciese Cesar Terrón en los ochenta no haya sido eliminada del mapa y se sostenga en las numerosas ediciones de la novela, así sea bajo el título original como el considerablemente más promocional ‘Blade Runner‘. Hasta el momento en que no haya una nueva traducción, me niego a reconocer que esta novela haya sido editada alguna vez en España. Lo mismo digo para ‘Neuromante‘ de William Gibson. Y tanto para un caso para el otro, miro con fijeza a los ojos de Minotauro.2. Aun a aquellos personajes de forma deliberada irónicos, como los de ‘Ojo en el cielo‘ (otra gran novela de Philip K. Dick que merece una reedición).3. Dick cobraba una miseria por novela, conque se inflaba a anfetaminas y escribía sin cesar, lo que fue una bendición y una maldición: por una parte, dejó a Dick realizar un corpus extenso y también influyente, y por el otro terminó volviéndolo un desquiciado que murió ya antes de tiempo. En un planeta perfecto, Philip K. Dick viviría hasta los ciento veinte años y jamás hubiese tolerado que ‘Next‘ alternara mediocridad y genialidad para desembocar en una tontería de final.4. PKD agrada de realizar escenas de acción vibrantes lo que, sumado a sus imantados conceptos, le ha transformado en el creador de ciencia ficción más amoldado al cine