Capacitación del arte catalán. El románico Los inicios del arte que podemos llamar, con propiedad, catalán coinciden con los del periodo histórico de la Edad Media, cuando, cara el ochocientos, los terri­torios del nordeste se organizan en pequeñas unidades políticas dependientes en un inicio del imperio carolingio. Es lo que conocemos con el nombre de Marca Hispánica. Los 2 siglos que prosiguen se identifican por un proceso de repoblación de las tierras limitadas por los ríos Llobregat, Cardener y Segre, y por el establecimiento de las estructuras de poder en estos territorios. No va a ser hasta desde mediados del siglo X cuando se van a dar unas condiciones sociopolíticas y económicas convenientes para empresas artísticas de una cierta extensión. Es el arte que llamamos prerrománico y que se identifica por la pervivencia de las tradiciones del pasado de la Antigüedad tardía y por la integración de formas procedentes de la cultura carolingia, favorecida por los estrechos contactos con los territorios ultrapirenaicos. Los principios del arte románico, con realizaciones arquitectónicas muy emparen­tadas con las construcciones lombardas, convivirán con el mantenimiento de soluciones del siglo X. Las escasas muestras de estatua del XI pertenecen al campo de la actividad artística donde más meridianamente se comprueba la continui­dad de la tradición prerrománica, y es asimismo la plástica escultórica catalana la que va a tardar más en probar la renovación del románico, de lo que va a ser un hecho hasta bien entrado el siglo XII. Es muy, muy diferente el panorama en el terreno de la arquitectura románica, considerablemente más precoz, y el de la decoración pictórica mural. Y podemos decir lo mismo respecto a la ilustración de manuscritos, actividad esta efectuada desde los grandes centros de producción cultural que eran los monasterios y las catedrales. El arte catalán del periodo románico, igual que el de otras latitudes, se caracte­riza por una enorme fluidez de ideas, formas e inclusive de artistas, y por una pro­ducción que, lejos de ser el resultado de una creación solamente autóc­tona, es consecuencia de incesantes intercambios y, sobre todo, de la llegada desde la primera mitad del siglo XI de modelos y de artesanos procedentes de otros territorios, singularmente italianos y languedocianos. El empleo del corónimo Cataluña y del gentilicio catalán, como la aparición de textos escritos en lengua catalana, se generaliza entre los siglos XI y XII, al tiempo que el arte románico alcanza un enorme desarrollo