Fotografía gastronómica del bodegón al porn food La fotografía gastronómica ha experimentado una revolución al mismo nivel que lo ha hecho la cocina. En opinión de chefs como Ferran Adriá, la cocina de vanguardia no habría llegado a ser lo que es sin la fotografía gastronómica actual. El fotógrafo Francesc Guillamet ha sido el responsable de traducir en imágenes fijas la dificultad de la cocina de elBulli, al tiempo que fotógrafos como Javier Peñas han documentado el paso de los mejores chefs del planeta por el Congreso la capital de España Fusión. Además de esto, así como otros profesionales de la fotografía como Félix Soriano, Álvaro Fernández Prieto, Matías Pérez Llera, Guillermo Navarro, Roberto Gómez y Luis María de Pazos se han transformado en los responsables de trasmitir por medio de los medios y de los libros la imagen de la nueva cocina. En este proceso, chefs como Sacha Hormaechea y Paco Roncero han puesto su particular punto de vista como fotógrafos y jefes de cocina en los trabajos que han desarrollado para medios y editoriales gastronómicas. En este trabajo en el que la proximidad al chef es vital, Mikel Alonso ha creado escuela inmortalizando las preparaciones de chefs como Arzak con su mirada sobria, afable y sensual. El fotógrafo Abuelo Galiana ha retratado la cocina de Pedro Subijana de cerca, mas con la distancia, a veces, de la ironía, para buscar en el plato una nueva expresividad a tono con la pretensión del chef. Otros profesionales de la imagen como Roger Méndez han dirigido la modernización de la imagen de cocinas tradicionales como la canaria, acercándose con un enfoque de reverencia y sugestión al ingrediente. El sentimiento de llevar la fotografía gastronómica cara un nuevo camino artístico ha unido a ciertos de estos profesionales a movimientos asociativos, como el conjunto Lentejas, constituido con el propósito “dar el salto del planeta editorial al de las galerías de arte”. Sus componentes – Álvaro Fernández Prieto, Matías Pérez Llera, Guillermo Navarro, Roberto Gómez y Luis María de Pazos van alén del trabajo diario para buscar saciar la inventiva del artista. La evolución de la fotografía gastronómica ha venido además de esto acompañada del diseño, que ha dado una vuelta con artistas en los talleres editoriales como Jacobo Gavira en Cocina Futuro o bien ilustradores como Máximo Ribas de Sobremesa. En la evolución de la fotografía gastronómica, el papel de otras publicaciones como Sibaritas, Vino+Gastronomía, Mi Vino, Restauradores y Apicius han sido definitivas, puesto que desde sushan trasmitido una nueva estética y arte culinario. La prensa diaria no ha sido extraña a esta evolución y en susa medida que se ha ido asentando la información gastronómica como una sección concreta de actualidad, el diseño y fotografía se ha ido acercando a esta nueva imagen. De los bodegones y planos cenitales de platos que apenas procuran su fotogenia estética de libros y gacetas de los años sesenta del siglo veinte, se pasa, desde el cambio de siglo, a la sensualidad de una piel que se resbala de un ajo, el gancho que atraviesa una loncha o bien el líquido que se escapa del vértice de un timbal de chocolate blanco. Estas imágenes están hechas en primerísimos planos, una mirada popularizada por la industria del cine porno y que, aplicada a la gastronomía, se llama “porn food”. Las tecnologías es y las nuevas composiciones de los platos, como el juego del encuadre, dejan una nueva expresividad artística a los fotógrafos gastronómicos, que siguen ensayando vías artísticas para representar la imagen de la gastronomía actual. Esta nueva visión se ha difundido no solo por medio de los libros, sino más bien asimismo de los medios. Periódicos diarios y gacetas han tenido un papel esencial en el momento de difundir la imagen de esta nueva cocina, que sin la fotografía que la ha acompañado, jamás hubiera llegado a lograr su actual popularidad