El Codex Calixtinus es un valioso códice elaborado en el siglo XII, entre mil ciento treinta y cinco y mil ciento cuarenta, con el objeto de encomiar y propagar las peregrinaciones jacobeas, el conocido Camino de la ciudad de Santiago. El nombre procede del supuesto autor o bien promotor de la obra, el papa Calixto II. Este, ya antes de ser escogido pontífice se llamaba Guido de Borgoña; fue abad en Cluny y su relación con Santiago era próxima: su hermano Raimundo casó con Urraca, la hija de Alfonso VI, rey de Castilla y León, y recibió el título de conde de Galicia. Asimismo se ha atribuído a Aymeric Picaud, originario del Poitou, y canciller del papa. En todo caso, es seguro que el autorcompilador era francés, ya fuere un peregrino o bien alguien establecido en alguna localidad hispánica, donde abundaba la inmigración franca desde un siglo ya antes. El códice se compone de 5 de libros: los 3 primeros recogen sermones y textos rituales en honor de la ciudad de Santiago, 22 milagros que se le atribuyen, y el relato de la translación del cuerpo del apóstol hasta Galicia. El cuarto es una imaginitiva pseudocrónica, que relata la expedición de Carlomagno a España, para acabar con la batalla de Roncesvalles y la muerte de Roldán; su postizo autor es el arzobispo Turpín, compañero del emperador. Y el quinto es el que acá reproducimos, el Liber Peregrinationis (f. 192r 213v). Asimismo es conocido frecuentemente como Guía del Peregrino, lo que expresa con perfección su contenido. Describe con gran precisión el recorrido y etapas que aquellos proseguían en su camino cara Santiago. Encomia ciertos lugares, como el renombrado Centro de salud de Santa Cristina, en Somport: es un sitio santurrón, casa de Dios, "reparación de los bienaventurados peregrinos, reposo de los necesitados, consuelo para los enfermos, salvación para los fallecidos y socorro para los vivos". Aporta un sinfín de datos y también informaciones sobre las gentes y las poblaciones que atraviesan el camino: los caminos, los puentes, las iglesias y las reliquias que poseen. Asimismo, naturalmente, rebosantes juicios de valor, muchos de ellos de manera profunda críticos, puesto que es un genuino aviso para caminantes: cierto río contiene aguas letales; los barbos que se pescan en España son poco saludables; los barqueros del Gave imponen tarifas abusivas; los vascos son fieros y salvajes, los castellanos malos y viciosos, los gallegos irascibles y litigiosos... Por todo ello, Guillermo Fernando Arquero concluye su estudio sobre la obra de este modo: "el Liber Peregrinationis contiene una enorme riqueza de información para el medievalista, en relación además de esto con muchos campos de estudio, tanto los referidos de forma directa a la historia del Camino de la ciudad de Santiago como a las sociedades del norte peninsular por cuyas tierras transitaban los peregrinos a Compostela."