Historia De O bien Pauline ReageCreo que ha sido el éxito de cincuenta sombras de Grey en boca de todo el planeta el que me ha impulsado a leer Historia de O bien, una lectura más propia de edades universitarias. Si bien el señor Grey me llamase la atención (creo a absolutamente nadie le genera indiferencia este especial fenómeno literario, y quien de esta forma lo asevera engaña), son demasiadas leo muy despacio, y solo me enfrento a una novela que supere las trescientos si creo que el tiempo dedicado merecerá la pena, y no es el caso.Y me ha agradado. Mas me ha agradado de una manera extraño. Creo que Historia de O bien es dura, interesante y excitante. Mas dudo que a ninguno de sus lectores se le ocurriese llevar a la práctica nada de lo que aparece entre sus como semeja que sucede con los de la novela de tendencia, puesto que realiza un juego de atracción que nos acerca a la acción erótica (es, en primera instancia, una novela erótica, hay que tenerlo en consideración), mas al tiempo ese juego nos lleva asimismo a la repulsión frente a lo que asistimos, haciéndonos tomar cierta distancia crítica. No creo que necesite explicar de qué manera se efectúa nuestra entrada en el juego erótico, puesto que el sexo es sexo y creo que todos sabemos de qué manera marcha y por qué razón nos atrae. Mas la voz que se nos presenta todo el tiempo (si bien la historia esté contada en tercera persona) es la de O bien, y todo lo sabemos mediante su subjetividad. Vemos el planeta y su situación como los ve, y eso, curiosamente, genera cierto distanciamiento crítico de la situación: no podemos dejar de preguntarnos si los argumentos que leemos son los de una persona normal y si todo está bien mientras que sea consensuado, o bien si por contra todo eso es producto de una psique cancelada por la situación y que ha perdido su capacidad de juzgar todo cuanto le sucede con determinada cordura.La novela se divide en 3 partes y carece de final, acaba tras una escena en la que O bien es dichosamente ( está feliz de que le suceda, deseo decir) violada por múltiples hombres a los que su amo la ha entregado. Diríase que hay una última parte, mas asimismo se habla de 2 finales diferentes, semeja que hay contrariedades para ponerse conforme en de qué manera acaba la novela. Transcribo lo que afirma mi edición una vez llegados a este punto: “En un último capítulo que ha sido suprimido, O bien volvía a Roissy, donde Sir Stephen la descuidada. Hay otro final de la historia de O bien. Y es que, al percatarse de que Sir Stephen va a dejarla, prefiere la muerte. Y accede”. Obviamente ninguno de los 2 finales podría considerarse un final feliz para la protagonista. En el primero es descuidada por su amo, que por su parte es el hombre de quien está enamorada, finalizando ya de este modo de transformarse en un puro objeto que se desecha tras haber sido empleado todo lo que resulta posible, y en el segundo la cancelación de su voluntad ya es total, negándole prácticamente cualquier condición de humanidad. Es sobre todo este final que no existe (cualquiera de los 2), lo que me hace meditar que, escondo tras todo ese tabú sexual de la dominación que tanta curiosidad nos provoca, se oculta un gancho para despertar nuestro pensamiento crítico, más que sobre el sexo, sobre la voluntad y las relaciones de poder que establecemos, incluso sin darnos cuenta, durante nuestra vida, con todos aquellos a los que vamos conociendo.En la primera una parte de la novela, no obstante, la parte erótica es esencial, y va a ser eso lo que enganche al lector que se sostiene a la espera de ver exactamente en qué va a consistir el próximo castigo, siendo siempre y en toda circunstancia este más atroz que el precedente y, sin darnos cuenta, vamos a haber entrado en un bucle en el que estamos al acecho de la próxima escena de sexo y violencia. Actitud que sostendremos en la segunda parte, mas que no sostendrá la novela, que ahora comenzará a recrearse en explicaciones sobre el porqué de las cosas ya antes de llegar a los castigos sexuales que, aunque en la práctica son considerablemente más violentos que los precedentes, no nos lo semejan debido al descenso de la intensidad en su descripción. Ya en la tercera parte el juego se vuelve prácticamente por entero sicológico, prácticamente como en una novela de misterio, en la que el lector lee con avidez deseando llegar a una resolución que jamás semeja generarse. No digo con esto que desaparezca el sexo de la novela, mas con el lector ya absolutamente en el juego, las es detalladas con las que se lo atraía en un comienzo han desaparecido, hasta el punto de que en la escena final, la de la violación múltiple de O bien, se restringe a señalarse que “tendiéndola sobre una mesa, la tuvieron uno tras otro”.Muy interesante, en suma, esta novela erótica que semeja transformarse poquito a poco en experimento sicológico