Inteligencia y Afectividad – Jean PiagetEl título de esta introducción a los escritos de Piaget que aquí se incluyen no se debe simplemente a pretender parafrasear los términos “inteligencia” y “afectividad”, sino más bien nos resultan más recomendables para recordar que hubo un tiempo en la historia de la humanidad y la cultura en que “conocer” y “desear” eran casi sinónimos, o al menos estaban muy relacionados.Así, la Biblia nos recuerda que Adán conoció a Eva, señalando, como es sabido, algo bastante más profundo que una mero contacto social o intelectual. Del mismo modo, podemos recordar que en el planeta griego se pensaba que se conocía con el corazón y no con el cerebro. De esta forma, las 2 cuestiones suponen una clara ejemplificación del argumento central que Piaget sostiene en las?que siguen, esto es la inseparable relación entre inteligencia y afectividad, entre conocer y estimar.En otro orden, cuando pensaba en la preparación de estas páginas, me encontraba en un vuelo transatlántico con mi familia, haciendo el usual recorrido Buenos AiresMadrid. Mi hija Candela, de tres años y dos meses, sorprendida por la experiencia aeronáutica, preguntó al poco 1 tiempo de despegar, cuando la nave alcanzó la velocidad de crucero, por qué no bajábamos “ya mismo” a tierra puesto que creía que el avión había llegado. Y no contenta con dicha observación —bastante legítima por otro lado, habida cuenta de la escasa sensación de movimiento que tiene un avión en el aire, si no hay turbulencias— preguntó también si todos los pasajeros que había en la nave iban a casa de la abuela de España. Ante las 2 cuestiones, fue de igual manera difícil convencerla de que los aviones siguen avanzando aunque no lo parezca y de que no todas las personas que están en el mismo vehículo van a casa de la misma persona…