"Son relatos de apariciones y desapariciones, de presencias y ausencias, tal y como si el creador, en el teatro de su fantasía, persiguiera espectros eludiendo de manera deliberada descubrir sus semblantes, su origen, su nombre. "El estilo de Moravia conserva en estos relatos sus características: es tajante, áspero, unido en el fondo lodoso de lo rutinario, y de súbito se eleva desde ese fondo a la blanca iluminación de la claridad lógica... "La realidad rugosa, desagradecida, que la mirada de Moravia ha indagado siempre y en todo momento con pertinacia (y que desde siempre y en todo momento, en sus palabras, se ha animado de forma inusual con el hálito de la poesía), en estos relatos y pienso sobre todo en "La cosa", "Al dios desconocido", "Trueno revelador", "La mujer en casa del aduanero" semeja observada por una mirada perdida y aparece como vivida por medio de un desapego y una lejanía que hacen ver su espesor como un precipitado de cristales. "Muchos de estos relatos son fábulas eróticas: el bien, el mal, el destino, el temor, el éxtasis adquieren en ellas tonalidades de hechizos o bien demandan el socorro de la poesía para hundirse en la existencia: por servirnos de un ejemplo, la magnífica cita de "Las mujeres condenadas", de Baudelaire, en el fiero egotismo de "La cosa". Mas todos y cada uno de los relatos preservan el aliento, el hálito recóndito de la fábula: de esta manera, los hechos contados, la intriga, semejan descender de una vieja y ignota tradición de memorias. "Libro hermosísimo y nuevo, "La cosa" confirma las virtudes de uno de los primordiales narradores contemporáneos de Italia. Virtudes que no son solamente la capacidad de realización y plasticidad, de conocimiento y percepción de ese puro misterio que es el corazón humano. Virtudes que son, además de esto, las de alguien capaz de una vivaz evocación. El eros, en estas se convierte en motivo de sufrimiento y incluso de reflexión religiosa, de dialéctica entre la pasión y la razón". Enzo Siciliano