A veces las sociedades se agitan y se obsesionan frente a una catástrofe o bien inconveniente complicado, y con una solución que se presenta como terminante. Se genera un genuino ensimismamiento, una vuelta cara lo interior del inconveniente que paradójicamente lo facilita y hace perder de vista su dificultad y su realidad, hasta transformarlo en objeto de opiniones, emociones y sentimientos. Y exactamente la misma convivencia social puede quedar conminada... Una situación de este género es la que contó sarcásticamente Torrente Ballester en La saga/fuga de JB, cuando la mítica Castroforte del Baralla concluye levitando y apartándose en el aire: "Cuando se levantaron, riendo aún, mas ya un tanto serios, Castroforte parecía una nube lejana, donde tal vez el Rey Artús comenzase a plantear al pueblo la proclamación inmediata, terminante, del Cantón Independiente, hasta el momento en que en el Reloj del Cosmos sonara la hora del regreso." Un buen ejemplo de ello es el llamado Sexenio democrático, y uno de sus protagonistas señalados fue el señalado rlicano federal Roque Barcia (dieciocho millones doscientos once mil ochocientos ochenta y cinco), "el confuso y también inseguro ideólogo Roque Barcia", en palabras de José María Jover. Reformador y revolucionario, propagandista y movilizador de un pueblo que supuestamente se le resiste; irreverente, excolmulgado y emigrado; mas al tiempo fino lexicógrafo y autor de un extenso Diccionario general etimológico... Y siempre y en todo momento vehemente, en su estilo y en sus ideas. La obra que presentamos es del año mil ochocientos sesenta y nueve, cuando los demócratas que han apoyado el año precedente la revolución verifican la deriva impulsada por Prim cara el monarquismo. Los rlicanos pasan a la oposición (y Barcia abandona las Cortes) y frente al previsible descalabro del régimen que se crea empiezan a plantear como solución la república federal. Puesto que bien, en situaciones como esta acostumbran a multiplicarse los escritos, manifiestos y folletos, verdaderos termómetros de la agitación social. Por norma general su valor es ocasional, su talante simplificador (cuando no de forma directa manipulador), si bien por este motivo mismo resultan realmente útiles para el conocimiento de la temporada. Este es el marco de La federación española: es un texto de combate, una proclama para ser difundida y para persuadir, y no una sosiega reflexión de doctrina política. Ahora bien, muestra a la perfección los planteamientos dominantes entre lo que entonces formaba la extrema izquierda revolucionaria. Dejamos de lado la elocuencia típicamente decimonónica, podemos observar una coincidencia de enfoques con posturas afines de temporadas siguientes, hasta nuestros días. Y esto pese a que ciertas propuestas de solución no pueden ser más diversas: nacionalismo, rechazo del papel del estado (hasta de las clases pasivas de funcionarios) y de sus monopolios, iberismo en el que se incluye a Portugal... La evolución siguiente del autor ya no nos compete, pese a su interés. Ejemplo claro de rlicano inflexible, detentará el poder en el Cantón Murciano, así como Antonete y el general Contreras. Y no obstante tras la caída de Cartagena manifestará su desunión con sus compañeros: "Mis compañeros son santísimos, justísimos, muy héroes, mas no sirven para el gobierno de una aldea. (...) Rlicanos federales: no nos empeñemos, de momento en proponer el federalismo. Es una idea que está en sus inicios. (...) Sin renunciar de mis ideas, siendo lo que siempre y en todo momento fui, reconozco al Gobierno actual y voy a estar con él en la lucha contra el absolutismo"