Robert Castel, sociólogo estricto de las representaciones y las prácticas de la insensatez en la sociedad moderna, sigue en este libro su investigación sobre la proliferación reciente de las "terapias para gente normal". Desde finales de los sesenta, la presencia simultánea de 2 sistemas semeja dominar el campo médico: una siquiatría social que, escapando al gueto asilar, desea introducirse en su temporada y un psicoanálisis que plantea un modelo inmejorable de exploración del sujeto. No obstante, bajo los estruendosos debates que ocuparon el primer plano a lo largo de doce años, iban tomando situaciones nuevas tecnologías. Se dibujaba una mutación: arrastrados por un mismo movimiento de fondo, la siquiatría y el psicoanálisis entran en crisis, su sistematicidad se grieta y su aportación se trivializa dentro de una nueva configuración que ya no domina. La siquiatría retorna al seno de la medicina y el psicoanálisis pasa a ser parte de una cultura sicológica extendida que ha contribuido a promover. Una red considerablemente más compleja de actividades periciales, de evaluaciones y de distribución de las poblaciones, como de trabajo sobre la normalidad, está todavía por describir. Asistimos a la aparición de estrategias nuevas de tratamiento de los inconvenientes sociales desde la administración de las peculiaridades del individuo. En un extremo del abanico está la administración déspota, incluso de manera directa orquestada por el Estado francés, de poblaciones con "nivel de peligro", desde el diseño de un perfil que conforma, para ellas, los trámites obligados que se van a ver forzados a realizar: es la administración de los peligros sociales. En el otro polo intervienen innovaciones de carácter prácticamente lúdico: ejercicios de intensificación del "potencial humano", técnicas de desarrollo del capital relacional, producción de una cultura sicológica de masas que unos voraces usuarios ingurgitan como sucedáneos de formas de sociabilidad perdidas: se trata de la administración de las fragilidades individuales. Robert Castel, en su texto, comienza por reconstruir, desde la cronología reciente, esta superficie de falso camino en el que se han visto los movimientos de crítica de la medicina mental y del psicoanálisis. Después rastrea las líneas de recomposición en el campo psicotecnológíco que actúan, hoy día, en 3 direcciones principales: un retorno reforzado del objetivismo médico que resitúa a la siquiatría en el campo de la medicina general: una mutación de las tecnologías precautorias que subordina la actividad curativa a una administración administrativa de las poblaciones con alto nivel de riesgo; la promoción de un trabajo sicológico sobre uno mismo, que hace de la movilización sociabilidad perdidas: se trata de la administración de las fragilidades individuales lo que describe Castel es un fenómeno excepcionalmente inquietante al que llama totalitarismo liberal... A través de la sugestión remarcada se demanda, para el bien de todos, la movilización voluntaria de los individuos: "La opción alternativa no es escribe someterse o bien sublevarse sino más bien concentrar su potencial personal al servicio de la labor de cumplir o bien ser marginalizado". El nuevo homo psychologicus es el hombre móvil y obediente capaz de reconvertirse o bien reciclarse en todos y cada momento "para contestar a las demandas de la planificación tecnológica". (Gilles Antequil, Les Nouvelle Littératires)