En la primera obra de esta serie, La suerte de los Rougon, Pierre Rougon dedica su vida a lograr una situación social relevante, sin importarle en lo más mínimo la utilización de los medios que fueran para lograr su propósito. "La jauría" sigue esa novela con su hijo Arístide, recién alterado de apellido por el de "Saccard". Aristide llega a París con el propósito de formar un enorme patrimonio, siguiendo el carácter ambicioso de la familia, como podemos observar si lo equiparamos con el precedente volumen.El "Segundo Imperio" desea borrar cualquier recuerdo del viejo París para edificar una urbe que represente los nuevos ideales y con esto la nueva sociedad; una sociedad especuladora que solo se interesa en llenarse los bolsillos de riqueza para codearse entre los más ricos y poderosos y para enseñar un lujo escandaloso que supere a el resto. Aristide Saccard persigue el dinero, mas en contraste al resto de esa sociedad, lo hace por el motivo en sí de tenerlo, por pura ambición cara la riqueza. Este chico se desenvuelve en una sociedad comercial en la que el dinero es el núcleo, hasta el punto de que la utilización de maniobras y artefactos para lograr un trato se transforma en algo esencial para él, llegando al punto de olvidarse de otros temas tal vez más esenciales.Paralelamente, su bella y joven esposa padece de forma continua el tedio de su vida, en tanto que la riqueza causa en ella una situación de tedio producida por la posesión de todo lo que le causa placer y que el dinero puede adquirir, con lo que se enfrasca en la busca de alguna experiencia que la llene de gozo y que detenga su desgana. Después de buscar aquellas cosas que le puedan continuar ocasionando placer, halla una que le intriga y genera en ella una situación de placer por la vida que creía perdida: conoce al hijo que su marido tuvo con su primera mujer con el que sostiene una íntima amistad llegando al extremo de sostener una relación incestuosa.El resultado de esta historia aterrador consiste en el descubrimiento de Arístide del engaño de su mujer con su hijo. Pese al sentimiento de mofa que le genera, Arístide aprovecha la situación, haciendo la vista gordita, para sacar partido de dicha situación inmoral, siguiendo exactamente el mismo camino que su padre, Pierre Rougon, en la primera obra de los RougonMacquart, cuando manchó sus manos con la sangre de los rlicanos fallecidos solo para lograr la supremacía en Plassans. Estas 2 acciones de inmoralidad ocasionarán en la sociedad del instante un revuelto por esas nuevas formas de visión de la realidad lo que va a llevar a caracterizar esta obra en el movimiento naturalista