Viena, enero de mil setecientos ochenta y seis Wolfgang A. Mozart es llamado a palacio para percibir del emperador José II el encargo de una nueva ópera en alemán que exalte los valores de la Razón y eduque al pueblo. El encargo es parte integrante de la política linguística y cultural de José II, una pieza angular de sus reformas ilustradas impulsada con el apoyo de la masonería vienesa, a la que Mozart pertenece. Mas absolutamente nadie podía sospechar que el papa Pío VI pusiese en marcha todos y cada uno de los recursos de la Iglesia para hacer fallar el proyecto... Viena, noviembre de dos mil seis Paul Rosenberg, un funcionario encargado del sistema de reservas de la Unión de Teatros Federales de Austria y frustrado musicólogo, se encuentra con una carta de Wolfgang Amadeus Mozart. Una joven que le recuerda su pasado le va a poner sobre la pista de una arriesgada hipótesis de la investigación mozartiana, conforme la que Mozart habría compuesto una partitura masónica que se perdió sin llegar a estrenarse. La carta podría probar la existencia de esa obra, cuyo descubrimiento se transformaría en un evento mundial en el doscientos cincuenta aniversario del nacimiento del músico. Empieza la busca de la partitura original, que va a llevar a los 2 protagonistas por el planeta de Internet y la urbe de Praga, donde hallarán una prueba palpable de la existencia de la ópera. Va a llegar el instante de hacer público el descubrimiento... Estrictamente documentada, La ópera segrega discurre en 2 tramas paralelas y entrecruzadas que transportan al lector al planeta de Mozart y su música, una música que late en el texto como una presencia omnipresente, en pos de 2 resultados separados que convergen en un solo y también imprevisible acorde final