En la ciudad de Londres, Adam, un joven músico, pierde la vista en un accidente y ciego descubre lo vacía que estaba su vida pese a contar con el éxito profesional y la que todos consideraban la pareja perfecta. Solo y adaptándose a la ceguera, Adam decide buscar lo mejor de sí, de sus amigos y vivir de manera plena. Lo único que teme es componer, hasta el momento en que un día el directivo de la ópera de la urbe asiste a solicitarle un favor y semanas después escucha a una chavala tocar el piano. Y entonces aprende a ver con el corazón. En Nashville, Charlotte, una pianista de música country, hace una promesa y lo deja todo para finiquitar la carrera de música en Inglaterra si bien allá se niega a establecer nudos con absolutamente nadie puesto que su paso va a ser solo temporal. Charlotte no desea sonreírle a sus vecinas, no desea entablar amistad con sus compañeros de clase ni tocar con ellos en una tintorería descuidada y no desea que su corazón despierte y descubra el amor de veras. Y por encima de todas las cosas no desea regresar a componer ni a tocar el piano nunca. En la ciudad de París, en mil ochocientos treinta, un joven granjero escapa del campo cara la urbe para transformarse en músico, mas allá revienta la revolución y halla el amor en el sitio y el instante más inopinados. En Mallorca, en una caja descuidada en un ático aparecen un manojo de cartas entre Chopin y la que fue su amante George Sand y entre esas cartas hay la que podría ser la última partitura inconclusa del músico. La iglesia de Saint Martin en Trafalgar Square anuncia el concierto del año, el pianista que tocará, las personas que lo acompañan, llevan meses captando el interés de la prensa. La historia que rodea la partitura es todavía más alucinante puesto que está envuelta de secretos, misterio, pasión y un enorme amor