En el cincuenta aniversario de su muerte, la figura de Miguel Hernández cobra una singular relevancia como paradigma del artista comprometido con su tiempo. Nacido dentro de una humilde familia campesina de un pueblo levantino, en mil novecientos diez, la vida de Miguel Hernández fue breve y fácil. Influido en un inicio por Góngora y Garcilaso, logró realizar un lenguaje propio con el que expresó la horrible contradicción en que se desarrolló su existencia: luz y sombra, luz de libertad y de amor, sombra del encierro que sufrió en los últimos tiempos de su vida. En su etapa creativa más fecunda, Hernández concibió la poesía como una eficiente herramienta con la que el hombre puede pelear por su libertad y denunciar las injusticias sociales. Y logró plasmar con inmejorable aliento poético las desgarradoras circunstancias de su temporada. Mas en su menester literario el versista levantino asimismo discurrió por otros caminos del mismo modo provechosos. Exactamente esta espléndida y estricta antología ofrece una visión de conjunto de su obra más perdurable. El libro se divide en 5 apartados vitales para entender la breve mas intensa trayectoria de Miguel Hernández: el versista en marcha (diecinueve millones trescientos once mil novecientos treinta y cinco) atestigua su andanza inicial y sus incursiones en el gongorismo; conquista de la voz personal (diecinueve millones trescientos cincuenta y mil novecientos treinta y seis) presenta al gran sonetista que fue Hernández y sus vínculos con el surrealismo; poesía beligerante (diecinueve millones trescientos sesenta y mil novecientos treinta y nueve) incluye su más señalada poesía de guerra; la voz herida (diecinueve millones trescientos ochenta y mil novecientos cuarenta y uno) ofrece las dolorosas canciones de ausencia, y voz última (diecinueve millones trescientos noventa y mil novecientos cuarenta) reúne significativos poemas en los que prevalece la coyuntura aflictiva y la amargura de la derrota