La segunda venida y el cielo Elena G. de White Durante los siglos, la promesa de Jesús en Juan 14:2, tres ha llenado de esperanza el corazón de los cristianos: “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si de esta forma no fuese, os lo hubiese dicho; voy, puesto que, a preparar sitio para vosotros. Y si me fuere y os preparare sitio, voy a venir otra vez, y os voy a tomar a mí, a fin de que donde estoy, asimismo estéis”. En los instantes más oscuros de desánimo, frustración, depresión o bien derrota, la esperanza de vivir con Jesús en el cielo ha alumbrado el día, ha distanciado los nubarrones y brindado ánimo al espíritu. El cielo. ¿De qué forma va a ser? Las palabras no son convenientes para describirlo, mas la Biblia nos ofrecen atisbes del futuro glorioso. Allá todo va a ser armonía, paz, amor y unidad. Todo va a ser pureza, santidad y bendición. Se va a haber distanciado la pena, el lloro y el dolor. Y lo mejor de todo va a ser que ya no va a haber muerte. “Allí vamos a conocer como somos conocidos. Allá encontrarán aplicación más dulce y auténtica el amor y las simpatías que Dios ha implantado en el ánima. La comunión pura con seres divinos, la armoniosa vida social con los ángeles bienaventurados y los fieles de todas y cada una de las temporadas, el sagrado compañerismo que une ‘toda la familia en los cielos, y en la tierra’, todas y cada una estas cosas se cuentan entre las experiencias del más allá”.—La educación, doscientos noventa y seis. Aguardamos con jubilosa anticipación el día cuando Jesús regrese a la tierra, no como Varón de dolores, sino más bien como Rey de reyes y Señor de señores. En ese día los fallecidos en Cristo resucitarán primero, entonces sus seguidores que estén vivos van a ser transformados “en un instante, en un abrir y cerrar de ojos” (1 Corintios 15:51, cincuenta y dos), y esta compañía de redimidos, ahora inmortal, va a viajar a través del tiempo y el espacio hasta el paraíso de Dios, al cielo mismo. Este libro provee cuadros gloriosos de la vida futura, tanto en el cielo como en la Tierra Nueva. Deja que escuchemos por fe la música apasionante del canto de los ángeles y los redimidos. Nos excita con la perspectiva de dedicarnos a ocupaciones y empresas fascinantes. Que conforme intuya lo fantástica y real que es la vida futura, pueda plantearse estar entre los ciudadanos del cielo, y vivir por siempre en esa tierra donde jamás avejentaremos. Los Fideicomisarios de la Empresa Elena G. de White