La última noche de Hipatia – Eduardo Vaquerizo«El tiempo no aguarda. Hay una pradera de flores que se mustian en mi pecho con cada segundo que transcurre. El tiempo corre veloz, inasible, tanto como las nubes que llegan desde el horizonte a cumplir una cita con el atardecer. Este es mi primer y último otoño en la ciudad: no voy a estar acá cuando llegue el invierno.»Esta no es una novela histórica. Tampoco es una novela sobre Hipatia. No obstante, en ella la Historia y la filósofa son elementos claves: la primera pues a fin de que haya Historia tiene que fluir el tiempo y esta novela va de eso, del fluir del tiempo; y la segunda pues es la presencia de Hipatia la que da el marco argumental.Si no se trata de una novela histórica sobre Hipatia, ¿entonces de qué? Diría que la etiqueta que mejor le queda, si quizá y con muchas reservas, es la de novela de cienciaficción. Por el hecho de que los viajes en el tiempo, a menos que se pruebe lo opuesto, no existen aún más que en la imaginación (afirman que este siglo al fin se van a hacer realidad, ya vamos a ver). Y esta novela cuenta precisamente eso, un viaje en el tiempo, un salto al pasado con máquina del tiempo, «taucrono» para las idas y venidas y pastillas para mitigar los efectos negativos que tal viaje puede causarle al organismo humano.La idea de trasladarse a otras temporadas es un filón que prosigue abierto desde el momento en que H.G. Wells, hace algo más de un siglo, lo encontrase y que todavía prosigue, creo , despertando interés en más de un lector. Conocer otros mundos que están en este, inventar tecnologías que dejan recular al pasado o bien ir al futuro, recrear un corpus de reglas implícitas que no se deben quebrantar con respecto a trastocar los hechos históricos, a encontrarse con uno mismo en otro tiempo, a dejar pistas que puedan eliminar el sueño a los historiadores que van a venir después, etcétera, aceptar, tácitamente asimismo, que los viajes en el tiempo son asimismo viajes en el espacio (son viajes a otras temporadas y a otros lugares), con lo que de una vez en exactamente el mismo bulto queda incluyendo la teletransportación… Se trata, en resumen, de un cosmos de posibilidades cuyos límites los marca la imaginación del escritor