Las religiones en el planeta – Odon Vallet “El siglo veintiuno va a ser religioso o bien no será”, habría dicho André Malraux. Esta cita del autor de La condición humana, en tantas ocasiones repetida, tiene, sin embargo, todas y cada una de las posibilidades de ser falsa. Conforme ciertos de sus interlocutores, charlaba de un próximo siglo místico, para otros, de una temporada de guerras de religión. De forma más general, se piensa de forma frecuente en un retorno de lo religioso opuesto a la decadencia de las ideologías, sobre todo de aquellas que pretenden ser o bien se afirman ateas: como es lógico, hacemos corresponder el retroceso del comunismo con una renovación de las comuniones. Este enfoque es doblemente controvertible. Primeramente, en determinados aspectos, el comunismo es una religión, con sus mausoleos de semidioses, su culto a la personalidad, su promesa del paraíso en la Tierra en forma de alegres futuros y su práctica de la confesión con el nombre de autocrítica. Por otro lado, las iglesias no supieron, no pudieron o bien no desearon tomar el sitio del Partido. En mil novecientos noventa y seis, en Polonia hay menos gente en la misa que en tiempos de la ocupación soviética, cuando los sacerdotes aparecían como miembros de la resistencia frente al oponente de la patria y al opresor del pueblo. En Francia, en Italia o bien en España, la minoración del voto marxista todavía no ha producido un claro incremento de la práctica religiosa. : PrólogoUna explicación para comprenderLa mezcla de creenciasLas religiones compiten entre síEl cristianismo se descentraEl islam se globalizaLas religiones del Extremo Oriente seducenResurge el animismoUn ensayo para reflexionarLas funciones de la fePerpetuar la vidaConservar la memoriaSantificar las alianzasEpílogo: El futuro del laicismoAnexos