Cuando el veneciano Marco Polo emprendió a fines del siglo XIII el viaje más alucinante que se haya efectuado nunca, era poquísimo lo que en Occidente se sabía de Asia. De ahí que la mirada del viajante se pasea, sorprendida, por la fantástica civilización china, y nos describe sus especiales costumbres, sus apreciadas manufacturas, sus avances científicos, sus fabulosas leyendas, su exótica comida... En compañía de su padre Nicolo y su tío Maffeo, Marco Polo recorrió miles y miles de quilómetros por escarpadas rutas y ásperos desiertos, durante los que los viajantes tuvieron que enfrentarse a delincuentes que los asaltaron y a gritos espectrales que pretendían perderlos para terminar con sus vidas. Tras llegar a la corte del Gran Kan, Marco Polo se puso al servicio "del hombre más poderoso del planeta" y tuvo la ocasión de conocer una buena parte de China, un país que lo deslumbró por la exuberancia de sus riquezas, sus pintorescos hábitos y los hombres y animales espectaculares que habitaban ciertas de sus zonas. Cuando Marco Polo retornó a Venecia tras 25 años de ausencia, sus compatriotas apenas daban crédito a tantas maravillas como les describió: "Puesto que no he contado ni la mitad de las cosas excepcionales de las que he sido testigo", diríase que aseveró.Los genoveses capturaron a Marco Polo, lo llevaron a Génova y allá, en la cárcel, Polo dictó a un tal Rustichello de Pisa las memorias de su viaje fantástico hasta Catai (China) y el regreso por Malaca, Ceilán, la India y Persia. Rustichello redactó en un dialecto francovéneto el libro conocido como Il Milione ("El millón") sobre sus viajes.La obra se publicó originalmente como Divisement du monde (" del planeta"), mas se popularizó como Libro de las maravillas del planeta