La magnitud del terror que la dictadura militar argentina impuso desde el veinticuatro de marzo de mil novecientos setenta y seis contribuyó a empequeñecer el terror que se venía poniendo en práctica desde un aparato del Estado democrático. De hecho, a lo largo del tercer gobierno peronista (diecinueve millones setecientos treinta y mil novecientos setenta y seis), la Triple A fue brazo ejecutor de una violenta opresión ilegal que, en determinado sentido, actuó como desorganizado ensayo general de lo que vendría después. El peronismo, ya antes proscripto, perseguido y asilado, una vez en el poder se transformaba en victimario de aquellos que habían contribuido a su retorno. Marcelo Larraquy prueba acá que pocos como López Rega revelan de forma tan descarnada esa contradicción; de ahí que este libro es asimismo, y sobre todo, la reconstrucción de una circunstancia de manera deliberada oscurecida de la historia reciente. Aparte del propio "Hechicero", sus secuaces y sus víctimas, los protagonistas de López Rega, el peronismo y la Triple A son aquellos que, consciente o bien desapercibidamente, dieron vía libre a esa represión: Perón, Isabel y el propio movimiento peronista; asimismo los que, después, rehuyeron la obligación de perseguir y juzgar a los responsables, en interés de un supuesto beneficio para el incipiente régimen democrático. Y los que, incomprensiblemente, persisten todavía el día de hoy en negar la posibilidad, siquiera, de una justicia tardía. Un intenso trabajo de reelaboración y la puesta al día con las más recientes novedades hacen de esta edición nueva una obra precisa para entender no solo qué se discute el día de hoy sobre los años setenta, sino más bien asimismo las raíces de la presente disputa en el aparato justicialista