Los llamados estándares urbanísticos y su aplicación al planeamiento El término de “standard”. La palabra inglesa “standard” en su sentido de “nivel” estable­cido ha entrado en la literatura y en la Ciencia urbanística para designar: a) indicadores de niveles de equipamiento expresados como, índices numéricos deseables cu­ya aplicación determinará, directa o bien de manera indirecta, reservas de suelo que se consideran inmejorables o bien al menos buenas. Son, en consecuencia, “standards” de aplicación anterior en el proceso de planeamiento. b) indicadores de peculiaridades o bien relaciones numéricas esenciales de un planeamiento. Son “standards” de evaluación aplicados en la fase final y que pretenden reducir a canti­dades la estructura planeada. Los dos conceptos son, como se ve, muy similares, mas se distinguen singularmente en el va­lor normativo o bien de “receta” de los primeros frente al valor de verificación o bien identificación de los segundos. No hace falta decir que su aplicación conforme a) es fruto de su obtención median­te b). Intrínsecamente, y como ya se ha dicho, son relaciones. Semejantes relaciones se expresan matemá­ticamente en forma de cociente, y por salvedad, ciertas rara vez en forma de producto. Esto supone que la dimensión física de numerador y denominador son fundamentales para de­terminar la significación del índice o bien “standard” resul tante. En lo que se refiere a los “standards” presentados en el precedente apartado a), y por su funcionali­dad operativa, el numerador convendrá que venga expresado en unidades superficiales, mien­tras el denominador va a deber referirse a alguna variable esencial que exprese la demanda concreta de suelo a que el “standard” se refiere. Son estos ¡os habituales indicadores expresados, por poner un ejemplo, en metros cuadrados por habitante. Los “standards” propios o bien a “posterior” que se han descrito en b) invierten en general los términos de la precedente relación en virtud de de qué forma se obtienen; y refieren el numerador a la variable característica, – sean individuos, automóviles o bien otra magnitud, mientras que el deno­minador es prácticamente siempre y en todo momento una dimensión superficial. Resulta de esta forma una familia de indicadores cuyo más habitual exponente es el de densidad, expresado por poner un ejemplo en habitantes por hectárea. Los “standards” se refieren a múltiples unidades, de tal modo que una misma función básica puede estar definida en lo que se refiere a nivel de dotación por múltiples indicadores. De esta manera por servirnos de un ejemplo, el equipo comercial puede indicarse en familias por tienda, superficie de residencia por superfi­cie comercial, superficie comercial por familia, y superficie comercial por habitante. Aun al término de comparación “habitante” hay que llegar en ocasiones por reducción de otros menos genéricos como “persona activa”, “turista”, “enfermo”, “individuo en edad escolar”, etcétera Como es simple de ver en el ejmplo aducido el indicador más general es el de superficie comercial por habitante, y a él se puede llegar por reducción (aplicación de “standards” auxiliares o bien intermedios) desde todos los otros. Así puesto que, y con vistas a su operatividad, es conveniente una normalización en las dimensiones de referencia que deberían ser: para los “standards” incluidos en el conjunto a), superficie referida a individuos, y más específicamente, m2/hab. para los incluidos en b), elementos por superficie, y más en concreto por Ha. Relatividad de los “standards” urbanísticos. El “standard”, que como termina de decirse es generalmente una relación o bien cociente entre 2 variables, es por su parte otra variable que depende de aquellas y cuya valía tan solo puede asegurarse en un ambiente determinado a resultas de la variabilidad de sus componentes. Como sea que tanto en el término a) como en el b) del apartado precedente nos referimos a una optimización de resultados (“standard” como expresión matemática de una estruc­tura perfecta o bien al menos deseable) ya se ve que esto lleva tácito algo tan poco defini­do objetivamente—y por consiguiente, tan personal— como es la formulación de un juicio o bien es­cala de valores. Mas por si acaso esto fuera poco, y con lo que se ha dicho más arriba sobre de­pendencia múltiple de sus componentes, los “standards” son, más que un valor maximizador de la función, un ambiente en la distribución de frecuencias que asegura altas probabilidades de generar dichas maximizaciones. Con esta visión realista, nada sesgada a nivel científico puesto que deriva de profundidzar en su definición, en los 2 subepi grafos que prosiguen se pretende ofrecer rutas consideracio­nes que abundan en lo dicho y sirven por ende —aunque pueda parecer a primer aspecto paradójico— para aseverar su utilidad y asegurar su adecuado empleo en el planeamiento, puesto que anteriormente ahondan en su conocimiento y acotan su término