Los principios del erotismo en la escena teatral lírica madrileña – José Salvador Blasco Magraner Vicente Lleó y el género sicalíptico ¿Qué sabe Ud., querido lector, sobre el erotismo y el destape en el teatro de España a inicios del siglo veinte? ¿Piensa que r nuestras bisabuelas —o rebisabuelas tenían vedado en el proscenio el planeta de la refocillé y el desenfreno? Como bien afirmaban los romanos, Nihil ex- novus sub sole. Si Ud. creía que el planeta del erotismo se descubre con las modernas películas porno, siento decirle que está Ud. muy equivocado. Al leer este libro, descubrirá que el teatro con ribetes eróticos, bautizado en España a inicios de la pasada centuria con el título de sicalíptico —esto es, “pornográfico y el que desee saber el significado semántico heleno, que lea el segundo capítulo, fue un género que floreció a lo largo de la monarquía de Alfonso XIII. Silenciado entonces con el arribo de la Dictadura de Miguel Primo de Rivera, volvió a recuperar esplendor a lo largo de la II República. El género, puesto que no me atrevo a clasificarlo con desprecio como un subproducto, tuvo su prensa adepta, como asimismo su claque, evidentemente. Hubo una gaceta semanal ilustrada titulada, exactamente, “Sicalíptico”, editada en Barna, que empezó su andanza en el año mil novecientos cuatro. El público asistente, básicamente masculino, daba brida suelta a sus fantasías eróticas, mientras que contemplaban a las vedettes, quienes lucían sus turgentes manifestaciones sexuales secundarias. Los gobiernos de la temporada miraban para otro lado, como, por servirnos de un ejemplo, el de Don José Canalejas, ánima mater del Partido Liberal. Por su lado, la crítica teatral y musical reconoció que el género creó un público sicalíptico. Al mismo tiempo, fue una modalidad escénica muy ventajosa para el teatro, que aportó partituras de notable calidad. Pero, sin embargo, hubo también una prensa opositora, tras la que se protegían ámbitos de opinión conservadores y católicos. Mediante la biografía y el análisis artístico del músico Vicente Lleó Balbastre, natural de la localidad valenciana de Torrent, José Salvador Blasco Magraner emplea su figura como un espéculo de la evolución del género sicalíptico en su Sancta Sanctorum: el matritense teatro Eslava. De forma que, hacer un recorrido por la trayectoria de Lleó, el músico de la muy famosa “Corte de Faraón”, es conocer una faceta nada trivial de la cosmovisión alfonsina: Una válvula de escape de la sociedad con una doble dimensión, social y política y erótica. Evidentemente, la Corte de Faraón es la estrella convidada primordial en este reparto. José Salvador Blasco Magraner incorpora una investigación del traslado de esta “opereta bíblica” al celuloide. Si el pronaos de este libro es el erotismo en la escena teatral madrileña, la naos del edificio lo forma la vida de Vicente Lleó. Se trata de la biografía de otro músico valenciano, como Vicente Peydró, con quien compartía una enorme amistad, emprendedor, quien, en contraste a Peydró, fijó su vivienda en la capital española, en donde hallaría el apoyo y la protección del veterano músico Rafael Calleja