Las Sagradas Escrituras, conforme aseveran los cristianos, es "la palabra de Dios", la expresión de su voluntad y la única radiografía de "su" personalidad. Partiendo de semejante aseveración dogmática, el creador confronta las primordiales traducciones bíblicas y examina sus versículos para enseñar de qué forma es el dios que gloria el cristianismo y para exponer cuáles son los modelos de conducta y reglas que ese dios aprobó y legisló. El resultado del análisis es destructor. El creador introduce, comenta y contextualiza textos bíblicos textuales, mas sobre todo deja que la propia "palabra de Dios" presente historias y pasajes inaceptables en cualquier tiempo y sitio, con relatos rebosantes de matanzas, asesinatos y expolios perpetrados sobre inocentes; con agresiones sexuales contra mujeres, que son ultrajadas desde textos casi pornográficos; con menosprecio a los hijos; con cobardes, tramposos, xenófobos y traidores glorificados como héroes bíblicos. El lector descubrirá asimismo de qué manera se manipularon historias bíblicas muy conocidas a fin de ocultar que el relato original situó a Dios como único responsable de muchas desgracias eludibles y también inútiles. El dios que brota tras una lectura bíblica crítica está alejadísimo de la figura justa que subyace en el imaginario colectivo, puesto que resulta contradictorio, arbitrario y cruel; legislador de ordenes horribles mientras que pasivo y condescendiente ante hechos inadmisibles que se erigirán en aval y sostén de conductas tan reprochables y persistentes como la discriminación y violencia contra la mujer o bien la xenofobia. Este libro muestra lo que toda Biblia contiene y pocos leen, esto es, textos (y supuestos hechos) capaces de horrorizar a cualquiera, que son atribuidos a Dios y fueron cuna de la cultura occidental. No se trata de examinar mitos, sino más bien de enseñar los pésimos ejemplos heredados del dios bíblico