Mis profundos estudios y observaciones en esta materia, me han probado que no existe ninguna conducta humana en la que hombres y mujeres se sientan tan inseguros de estar haciendo lo adecuado como en la actividad sexual. Aprendemos a comer conforme a las reglas de nuestra cultura, mirando de qué manera lo hace la gente que nos circunda. El ejemplo de nuestros mayores nos enseña la manera adecuada y educada de manejar cuchillo y tenedor. Nuestros modales en la mesa pueden refinarse con la lectura de obras convenientes, con el roce mundano o bien aun asistiendo a cursos al efecto. Incluso en materias desapacibles, como la cuestión de las excreciones y secreciones anatómicos (caca, pis, mocos, saliva, estornudos, etcétera), se nos guía desde muy pequeños a fin de que incorporemos los hábitos que nuestro ambiente considera adecuados. Todos sabemos que en nuestra cultura dejar escapar gases malolientes en un banquete no resulta refinado ni agradable para el resto de los comensales. Todos sabemos asimismo solucionar la situación frunciendo de manera delicada la nariz y mirando por el rabillo del ojo, tal y como si disimulásemos nuestro desagrado, a la señora gorda que tenemos al lado. De igual forma, todos hemos aprendido que sacarse mocos de la nariz y pegarlos bajo la mesa es una costumbre difundida mas poco apreciada, que es preferible efectuar en rigurosa privacidad, o bien, si se efectúa en un sitio público, con gran disimulo. La misma regla debe aplicarse a los chicles masticados, Que sucede de todas y cada una formas es una verdad incontrastable. Si tiene dudas, fíjese bajo la mesa. La privacidad y el disimulo son las únicas reglas sociales que nuestros mayores nos inculcan respecto a nuestra conducta sexual. Y no es suficiente. Pues hay otras muchas dudas cuyas contestaciones no acostumbramos a localizar en los libros dedicados a la educación social. Por ejemplo: ¿Quién nos enseña la manera más educada de asir públicamente otras herramientas no menos útiles que un tenedor, ciertas cuales nos ha proveído la naturaleza? ¿Exactamente en qué curso explican a un caballero con qué dedo resulta más refinado satisfacer los deSeos de la señora del Embajador? ¿Qué libro de texto le explica a una dama de qué manera rehusar amablemente el sexo anal con el jefe de su marido?