Nosotros el medio – Shayne Bowman De qué forma las audiencias están modelando el futuro de la nueva y la información. En el mes de marzo del dos mil dos, en la conferencia anual ordenador Forum en Phoenix, un ejecutivo de telecomunicaciones fue blanco de comentarios mordaces procedentes de dos escritores de blogs que consideraron deficiente su intervención. Joe Nacchio, entonces la cabeza de Qwest Communications, estaba quejándose de las preocupaciones de regentar su monopolio. Doc Searls, un escritor de gaceta, y actualizamos nuestros weblogs a través de la red inalámbrica de la conferencia. Un letrado y desarrollador de software llamado Buzz Bruggeman, que “observaba” los acontecimientos desde su oficina en Florida, nos mandó por correo una nota señalando una página Web que mostraba que Nacchio recibía una gran cantidad de efectivo por la venta de acciones de Qwest mientras que el costo de exactamente las mismas estaba en picada. Anotamos esto en nuestros weblogs, y dimos crédito y merced a Bruggeman. Muchos en la audiencia estaban conectados online, y ciertos estuvieron entretenidos leyendo nuestros comentarios. La actitud cara Nacchio se enfrió. ¿Fuimos responsables de poner a la audiencia contra Nacchio? Quizá el blogging jugó un pequeño rol, no obstante, estoy prácticamente seguro de que él por sí mismo fue más que capaz de irritar a la multitud. Mas el percance fue un llamado a despertar. Reflejó el poder de los weblogs, una forma de periodismo participativo cuya popularidad ha explotado en los últimos tiempos. Y mostró de qué manera estas técnicas cambian inapelablemente la naturaleza del periodismo, pues dan un enorme nuevo poder para una audiencia que había sido eminentemente pasiva anteriormente. He sido suficientemente agraciado para ser un partícipe temprano en el periodismo participativo, cuando fui instado hace 4 años a tener mi weblog por uno de los vanguardistas del software para hacerlo. Escribiendo sobre tecnología en Silicon Valley, empleaba el weblog para producir todavía más retroalimentación de mi audiencia. Esa audiencia jamás fue tímida para hacerme saber en qué momento estaba equivocado y me hizo dar cuenta de algo: mis lectores saben más que . Esto llega a ser prácticamente un mantra en mi trabajo. Es por definición la realidad para cada cronista, sin importar un mínimo el tema. Y es una enorme ocasión, no una amenaza, pues cuando solicitamos a los lectores su ayuda y conocimiento, están prestos a compartirlos y todos nos podemos favorecer. Si el periodismo estadounidense moderno ha sido una lectura, evoluciona en algo que incorpora una charla y un seminario. Todo esto debe ver con la descentralización. La de forma tradicional centralizada recolección y distribución de noticias es complementada (y en ciertos casos va a ser sustituida) con lo que pasa en la periferia de las redes poco a poco más omnipresentes. La gente está combinando poderosas herramientas tecnológicas y también ideas renovadoras, alterando esencialmente la naturaleza del periodismo en este nuevo siglo. Hay nuevas posibilidades para cada uno de ellos en el proceso: cronista, protagonista de las noticias y el ‘consumidor’ activo de ellas, que no está satisfecho con el producto de el día de hoy o bien que quiere hacer ciertas noticias, asimismo. Uno de los más excitantes ejemplos del comprensión de los protagonistas de las noticias de las posibilidades fue la campaña presidencial de Howard Dean, el primer candidatoblogger serio, que abrazó la descentralización para el beneficio masivo de su nominación. El periodismo participativo es una tendencia saludable, si bien puede ser perturbadora para aquellos cuyos papeles cambian. Algo del periodismo de la periferia nos resultará meridianamente incómodo a todos, proponiendo nuevas preguntas sobre la confianza y la veracidad. Deberemos desarrollar de forma colectiva nuevos estándares de confianza y verificación; claro, los abogados van a hacer ciertas de estas nuevas reglas. Y las organizaciones de medios dominantes el día de hoy dirigidas por Hollywood están abusando de las leyes de derechos de autor para desconectar ciertas tecnologías más útiles en esta nueva era, mientras que los gobiernos resguardan poco a poco más sus actividades de la vista pública y hacen reglas que deciden ciertamente quién es un cronista. En el peor escenario, el periodismo par ticipativo podría requerir cualquier día el permiso de los Grandes Medios y el Gran Gobierno. Mas soy optimista, en una gran parte pues la tecnología va a ser bastante difícil de supervisar a largo plazo, y pues a la gente le agrada contar historias. La nueva audiencia va a estar fragmentada alén de cualquier cosa que hayamos visto, mas las noticias van a ser más relevantes que jamás. The Media Center han puesto juntas una ojeada a un tema que solo empieza a ser entendido. El periodismo participativo es un enorme pedazo de nuestra futura información. Todos estamos en una alucinante, y turbulenta, travesía en los años que vienen. Bienvenidos a bordo