Rufo Festo Avieno, de procedencia itálica, fue quizá un funcionario del bajo Imperio romano en el siglo IV de nuestra era, que desempeñó cargos relevantes en África (si se le identifica con el mencionado en una inscripción de Bulla Regia, Túnez). Mas ha pasado a la posteridad merced a su obras educativas de carácter geográfico, en gran medida reelaboraciones personales de obras precedentes de otros autores. Con el título Descriptio Orbis tradujo de forma muy libre, quitando y agregando lo que consideraba recomendable, una obra del heleno Dionisio Periegetes. El resultado fue un manual en verso sobre el planeta conocido que semeja tuvo cierto éxito entre los jóvenes estudiosos romanos, puesto que la versificación facilitaba su aprendizaje de memoria. Asimismo tradujo del heleno el poema erudito Fenómenos de Arato de Soli, que se encarga del movimiento de los astros. Mas la obra que nos resulta de interés es su Ora Marítima, pese a que ha llegado a nuestros días en estado fragmentario (setecientos trece versos). Es otro poema educativo en el que describe las costas europeas, desde las islas Británicas hasta el mar Negro. Mas en la temporada del autor el prestigio de lo viejo es grande: "Se hallará acá, puesto que, a Hecateo de Mileto y Helánico de Lesbos; además Fileo el ateniense, Escílax de Carianda; ahora Pausímaco, a quien engendró la vieja Samos, aun Damasto, natural de la noble Sige, y Bacoris, originario de Rodas; asimismo Euctemón, conciudadano de la metrópoli ática; el siciliano Cleón, el propio Heródoto de Turios y, para finalizar, aquel que es la enorme as de la elocuencia, el ateniense Tucídides." (cuatro mil doscientos cincuenta). Como vemos, Avieno arguye como fuentes de información viejos autores reputados de los siglos VI y V a. de C., que nos retrotraen a una temporada 8 o bien 9 siglos ya antes. Mas parece que, más que estos textos, empleó preferiblemente el llamado Periplo Massaliota, un documento perdido de principios del siglo VI a. de C., en el que un ignoto marino y mercader de la Marsella focense recogería toda la información práctica precisa para la navegación: accidentes ribereños, corrientes marítimas, vientos, estado de los fondos, peculiaridades de las diferentes poblaciones con las que entraría en contacto... Para resumir, un documento de gran valor en la temporada de las grandes colonizaciones. Para la península Ibérica su relevancia es capital; tenemos mucha información desde la presencia romana a fines del siglo III a. de C., mas para los siglos precedentes solo disponemos de las fuentes arqueológicas. Esta obra es la que nos deja poner nombres y también identificar lugares y poblaciones en la más vieja protohistoria hispánica. Y esto si bien sea de forma meramente aproximativa, en tanto que el rigor y la precisión no son las peculiaridades primordiales de esta obra (a veces va a haber que proponerse si lo curioso de un nombre o bien de una ubicación no se debe primordialmente a las necesidades de la métrica...)