Propiedad intelectual. Nuevas tecnologías y libre acceso a la cultura – Alberto López Cuenca La reciente aplicación del canon en España ha provocado una fiero reacción de partidarios y opositores de una medida que da derechos de colecta en la venta de cualquier soporte que ofrezca la posibilidad de grabar y reproducir información. Miles y miles de firmas se recogieron para pedir su no aplicación estimando que el canon no es el sueldo de los autores, tal como consideran las sociedades de administración, sino más bien el sueldo de los que administran los derechos de autor. Paralelamente, las sociedades de administración de los derechos de autor se lanzaron a la calle con una enorme batería mediática para defenderlo. En una entrevista el Directivo de Relaciones Corporativas de la Sociedad General de Autores de España (sgae) señalaba en defensa del canon que la retribución compensatoria por copia privada es una medida de carácter social que favorece a todo el mundo: a los autores, por el hecho de que se les compensa por su trabajo, a los fabricantes, por el hecho de que repercute de forma positiva en la venta de aparatos, y al consumidor, que puede hacer empleo de la copia privada. A miles y miles de quilómetros de allá, mas a pocas cuadras del Centro Cultural de España en México, en el laberinto de calles que forman el popular distrito de Tepito, una aceitada maquinaria de falsificación de discos sólidos y dvd trabaja sin parar día y noche. Como afirmaba últimamente un personaje de tal distrito en un documental periodístico “la piratería ha alejado al contrabando”. Para batallar contra la piratería diferentes países discuten el Pacto Comercial contra la Falsificación (acta, por sus iniciales inglesas) con la aspiración de crear un organismo regulador internacional con la función de inspeccionar portátiles, mp3, lapiceros usb, teléfonos móviles, cd, dvd y cualquiera otros aguantes susceptibles de violar en algún instante los derechos de autor de alguien, en algún sitio del planeta. Imagínense si ya resultaba molesto y aburrido quitarse un zapato o bien extraer el PC portátil de la bolsa, qué puede llegar a suceder si a la autoridad de turno le diese por abrir cada uno de ellos de los aguantes con los que en nuestros días es tan frecuente viajar. Situaciones y hechos que invitan a meditar. ¿Qué pasa con la propiedad intelectual, el derecho de autor, las nuevas tecnologías y el derecho de acceso a la cultura? ¿Cuál debe ser el papel que deben jugar en estos tiempos las sociedades de administración de los derechos de los autores? Y las grandes corporaciones, ¿qué intereses tienen en todo esto? Y los ciudadanos, ¿tenemos algo más qué decir? Desde la perspectiva de lo que creemos es uno de los objetivos de la colaboración cultural al desarrollo, abrimos la puerta de nuestra casa al discute con la intención de producir los espacios precisos para la reflexión que una problemática tan exigente requiere. El equipo del ccemx, al lado de un colectivo de personas a las que quisiéramos dar las gracias su entrega y pasión, se puso en marcha y a lo largo de el año pasado dos mil siete gestó la celebración de 3 encuentros que procuraron ahondar en la materia. El resultado es lo que el día de hoy con gran entusiasmo les estamos presentando. Esperamos que este trabajo que oculta en susla dedicación, el ahínco y la ilusión de muchos, les resulte útil, como sí que lo ha sido para todos y cada uno de los que hemos participado en su preparación